miércoles, 20 de enero de 2021

LOS EXTRAÑOS ‘YO CONFIESO’: SONIDOS DEL BILBAO GRIS

 

Hubo un tiempo en el que en la capital vizcaína no se ponía el sol. No eran pocos los garitos que abrían hasta el amanecer y luego siempre quedaba la posibilidad de alargar la fiesta en casa de algún conocido por casualidad esa misma noche, no había tampoco los remilgos de la época actual. El museo Guggenheim era apenas un proyecto prometedor para el futuro, del mismo modo que ese metropolitano que transformaría por completo la vida de la villa y conectaría las dos antagónicas márgenes derecha e izquierda.

Desde aquella galaxia lejana proviene esta primera referencia de la discográfica Decadencia Corporal creada por el melómano Iñaki Gallardo, una interesante semilla de la que se esperan otros frutos golosos en los próximos meses. Y para estrenarse, nada mejor que recuperar un legado histórico en la escena bilbaína, esto es, el periodo que va desde Los Extraños a Los Raros que se ha condensado en esta ocasión a través de maquetas, rarezas, descartes y directos, según explica la misma portada del disco.


Pero antes de desmenuzar el contenido, pongámonos un poco en situación. Allá por el 86 se empieza a escuchar en el circuito local ‘Sus peores grabaciones’, tímida presentación de una banda en la que se encuentran Jon Zamarripa y Félix Senderos de Los Primitivos. Debutan en la mítica sala Yoko Lennon’s de teloneros de Eddie & The Hot Rods, nombre imprescindible para entender el protopunk británico, a la par que van completando la formación y extendiendo la palabra por antros inolvidables del botxo como la sala El Garaje de Ibarrekolanda o el Gaueko, punto de reunión de los aficionados a las nuevas tendencias de aquel entonces.

Graban una segunda maqueta titulada ‘Seguimos sin beber alcohol’ y en 1988 fichan por la escudería Discos Suicidas, pero al no tener registrado el nombre del grupo, se ven obligados a modificarlo y a denominarse a partir de ahora Los Raros. Bajo las palabras ‘No es un buen plan’ registran un álbum que presentan en el Intermezzo de Las Arenas antes de girar por Barcelona, Madrid, y por supuesto, todo el País Vasco. En el verano del 89 repiten en la Muestra de Pop Rock Local de Aste Nagusia y al de un par de bolos el proyecto se disuelve, a pesar de que tenían contrato para dos trabajos más.

Hechas estas aclaraciones previas, podemos detenernos en el material de ‘Yo confieso’, dividido en dos caras a la antigua usanza y que se inicia con una pieza homónima que es todo un homenaje a la obra del cineasta Alfred Hitchcock, atención a la letra. Recuperan asimismo “Palabras” de su primer esfuerzo, un corte hipnótico a medio camino entre Derribos Arias y Parálisis Permanente, un halo siniestro que no les abandona en la mayoría de los temas que componen este redondo.

“Escucha el silencio” procede de la segunda maqueta y cuenta con un aire más psicodélico engrandecido por la notable aportación de los teclados, que en esta banda no son ni de lejos un mero convidado de piedra. “Sex Appeal” es un interesante documento inédito cantado por Jorge de la Herrán escorado hacia el post punk, mientras que “Criticar” constituye uno de los momentos más inspirados gracias a una letra tan supurante como introspectiva. Y ese comienzo, ¿no parece reminiscente al “A Forest” de The Cure? O igual son delirios de este humilde redactor. Cierran la primera parte con la instrumental “Peter Gunn”, un tema popularizado en realidad por Emerson, Lake & Palmer, aunque nadie lo diría por su vertiginosa urgencia punk.


En cuanto a la segunda mitad de esta recopilación y los cortes finales de la primera, tenemos fragmentos de bolos en Bergara y Zaramillo donde se ha primado “la calidad de sonido, la no repetición de temas respecto a ‘No es un buen plan’ de Suicidas y la diversidad compositiva”, según explican en el libreto interior. Es el caso de la siniestrísima “La noche”, con cierto eco al “Quiero ser santa” de Parálisis Permanente o esa peculiar simbiosis entre “Armas rojas” y “La otra”, donde vuelven a pisar el acelerador punk.

El poso new wave sobresale en “Las mil caras del monstruo” antes de que “She Was A Child” nos legue otro de los instantes más sobresalientes del conjunto, a pesar de que no exista letra. Que cada cual cree la suya a su gusto, aliñada con lo que uno considere oportuno, como si fuera una ensalada. Y en “El vacío” se hará casi inevitable no pensar en Lou Reed o la Velvet Underground por su pegadiza melodía. Para finiquitar, recurren a “Fijación”, versión instrumental de una pieza habitualmente cantada.

Toda una lección de historia o arqueología del underground bilbaíno que debería conocer, por lo menos, cualquier aficionado con fuste, independientemente de sus gustos personales. Este lanzamiento es una auténtica oportunidad de oro en ese sentido, pero si pica todavía más la curiosidad, habrá una presentación del mismo el miércoles 27 de enero en la sala Bilborrock a las 19.15, con entrada libre hasta completar aforo. Lleven libreta o lo que sea para tomar apuntes, escriban o no.

 

ALFREDO VILLAESCUSA