Sala Shake, Bilbao
Siempre se ha dicho aquello de que ser guapa te abre demasiadas puertas, aunque en determinadas ocasiones más bien se pueda convertir en una especie de losa. Por muy en contra que estemos del postureo gratuito, romperemos por esta vez una lanza por todas aquellas chicas agraciadas físicamente que tienen que demostrar el doble para ser tomadas en serio, algo que sigue sucediendo hoy en día por muchas milongas de igualdad que nos cuenten.
La castellonense Patricia Escoin tuvo la tremenda suerte de convertirse en sex symbol allá por finales de los ochenta y principios de los noventa cuando estaba al frente de Los Romeos. ¿Qué persona decente no recuerda un temazo de esos de los que te tiemblan hasta las canillas como “La vida en rosa”? A pesar de que por entonces hubiera otros grupos que vendieran la imagen de fémina al micro como reclamo, ellos no eran de esos, pues sus sólidas composiciones en las que se combinaba punk, pop, rockabilly o new wave daban a entender que estaban muy por encima de un recurso tan facilón.
Al disolverse el grupo en 1996, Patricia podría haber vivido de las rentas del pasado, como hacen otros sin que nadie les cuestione. En lugar de arrastrarse en términos creativos, siguió en la brecha del underground con el trío Lula y más tarde con Los Amantes, sin renunciar a componer con su peculiar estilo. Y así llegamos a Exfan, combo que comparte con Tommy Ramos, ex-cantante de Depressing Claim y batería de Los Reactivos, una nueva aventura en formato dúo en el que a menudo menos es más.
Lo cierto es que Patricia Escoin y compañía ya habían visitado la capital vizcaína con este proyecto hace unos añitos, todavía recordamos lo abarrotado que estaba un Ambigú donde apenas se podía ver. Dado este precedente, nos sorprendió la escasa concurrencia presente en el Shake aquella noche, aunque ya se sabe que esto de la asistencia a conciertos se convierte en ocasiones en puro arte de birlibirloque. Se admiten patas de conejo y demás amuletos.
Con la inesperada baja de los teloneros Seres de la Charca, Exfan abrieron la velada demostrando que en la actual onda de los dos componentes no se ha perdido cierto punto macarra. Eso lo atestiguaba un sonido guitarrero de ecos noventeros con la notable aportación de una batería precisa, que casi clavaba cada golpe y no se perdía en exhibiciones gratuitas de poder.
El último disco ‘Autoficción’ poseía varias piezas que ganaban enteros en directo, caso de “Rezos y alcohol” o “Rock Springs”. La voz de Pat Escoin conservaba todavía el deje punk y la actitud en las tablas iba también en esa dirección, no en vano la frontwoman acabó el bolo con el pintalabios corrido y hasta amagó con lamer la guitarra como si fuera la más salvaje del lugar. Que no se pierda nunca la noción de espectáculo en los shows.
El batera Tommy Ramos, por su parte, distinguió a algunos conocidos entre el respetable, a los que llamaba “alcaldes”, y recordó que presentaron el primer álbum en una calle cercana al lugar donde se encontraban esa noche. Con un repertorio que basculó entre el rock alternativo y el poso descarado de influencia punk, uno de los puntos álgidos llegó con “Puñales”, un corte con melodías en la estela The Ronettes donde se sintió la colaboración a la voz del aporreador.
La cosa fue en ascenso con “Perrito”, más combustible para la caldera del macarrismo que les quedó genial. Y subieron otro peldaño más con “Crisis”, que tal vez sea de las canciones más destacadas del redondo en estudio y que en las distancias cortas no defraudó en absoluto con ese halo en plan Lagartija Nick. Que nadie diga que no hubo versatilidad.
“Tecnologías y ciencias experimentales” quizás mostró su faceta amable proclive a la comercialidad, pero el espejismo se esfumó de un plumazo con la guitarrera “Fundida”, el pico de la noche, por lo menos para un servidor. “Tú lo que quieres es luchar” finiquitó el repertorio con algún momento hardcore que constató que en ese terreno tampoco daban palos de ciego.
El reducido personal del garito no dudó en pedir bises en valenciano, algo que evidentemente sorprendió a los artistas en cuestión y el batera afirmó que había “varios alcaldes” y calificó la cita como “un encuentro en la cumbre”. Ante esta predisposición del respetable, no quedaba otra que estirarse un poco más con “Mar en llamas” y otra pieza inédita con guitarras chirriantes que cursó decentemente a modo de curiosidad.
Ya nos comentaron que Patricia era muy reacia a tocar canciones de Los Romeos, por aquello de no vivir del pasado y otros motivos más de índole sentimental, pero anda que no hubiera molado que se arrancara con “Dulces sueños”, “Un poquito de amor” o cualquier otro tema de aquella época. Por lo menos aprendimos que la atrevida vocalista ya no vive la vida en rosa, sino en múltiples colores. Que viva la policromía.
TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA
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