Sala BBK, Bilbao
Nunca viene mal acudir a un concierto de los que están plagados de jóvenes, algo que va camino de convertirse en una rareza del calibre de encontrar un trébol de cuatro hojas o un unicornio. Pero es cierto, todavía hay lugares donde la media de edad es inusualmente baja a lo que estamos acostumbrados a ver en la mayoría de bolos. Se trataba de conectar con aquello que los alemanes llamaban “zeitgeist” o espíritu del momento, el ambiente cultural de una determinada época.
Junto con La Élite, los mostoleños VVV [Trippin’ You] podrían considerarse punta de lanza de lo que se ha denominado “nuevo punk”, a pesar de la reticencia de estos a encasillarse en un género concreto. Las letras nihilistas que se gastan entroncan de manera directa con la revolución del 77, aunque sus maneras adopten un envoltorio más contemporáneo. Sumemos a ello una actitud provocadora en escena y ya tenemos los ingredientes que les han llevado a convertirse en una presencia recurrente en festivales.
Sin duda, estos últimos serían el hábitat idóneo para su electrónica radical, en especial a altas horas de la madrugada, por lo que verles en la coqueta sala BBK del centro de Bilbao se hacía un tanto raro a priori. La percepción cambiaría cuando se empezó a llenar de grupillos con esa estética neopunk que parece más de discotecas desenfrenadas que de tugurios. La reivindicación de los pastilleros.
Por motivos de salud no pudo actuar la telonera Alai, pero tampoco fue un gran problema, ya que de lo que había ganas era de recuperar ese show que tuvo que suspenderse meses atrás. Ya habíamos visto a los mostoleños anteriormente, por lo que conocíamos de sobra su tremendo potencial en las distancias cortas.
Con su estética habitual de penumbra y luces parpadeantes, VVV [Trippin’ You] recurrieron a “Zugzwang”, primer tema de su último álbum ‘Vaciador’, para despertar al personal, que ya estaba suficientemente motivado en las primeras filas. Una sala prácticamente abarrotada confirmaba el impresionante tirón que tienen en la actualidad, a la próxima deberían ir ya al Kafe Antzokia con galones.
“Ya no tienes miedo” y “Bellver” mantuvieron el subidón sin problema antes de que el vocalista preguntara a la concurrencia cómo estaban, y al recibir un grito indescriptible como respuesta, contestó: “¡Yo también!”. “Invierno nuclear” exhibió de nuevo su impresionante catálogo nihilista con una letra cargada de ese cóctel habitual de drogas y paranoias mentales. Mezclarlo con alcohol es ya responsabilidad de cada cual.
La chavalada saltaba emocionada y hasta montaban pogos, menos mal que en eso el nuevo punk es igual que el de antaño. La enigmática teclista cambió a la guitarra y hasta cantó algún tema, si mal no recordamos, pero cuando volvieron a provocar el delirio juvenil fue con su himno terrorista “KLF”. Es curioso que ellos mismos se nieguen a definirse como un grupo generacional, pese a que su rompedora propuesta podría ser una ramificación extrema del post punk actual tan en boga. Encajarían con bandas tipo La Plata, La Trinidad, Menta y demás.
Su material más reciente como “La grieta” parecía pensado para romper la pana sobre las tablas, por lo que no se produjo ningún bajón a lo largo del show y tampoco se hizo monótono en absoluto, como se podía suponer. Y se pusieron combativos anunciando que “la revolución no será televisada” en “Nadie es leal”, que incitaba a cambiar el mundo por medio de “tiros en la mesa”. La revuelta sonora total está aquí.
La teclista sorprendió dando un paso al frente y tomando el micro para “La carretera”, si no nos equivocamos, temón inmenso en cualquier caso de ‘Sed’ de Triángulo de Amor Bizarro, al que contribuyeron con una remezcla muy característica de ellos. Tal vez por este motivo dicha pieza la sientan casi como propia. Como nota curiosa, mencionar que la juventud no la reconoció, o eso se intuyó por lo menos, algo que tenía su lógica, pues se trataba ya de una banda de señores mayores. Y luego dicen que no son generacionales.
“Palestina askatuta y a tomar por culo todo” dijo el vocalista antes de “El ángel de la historia”, otro contundente bombazo de ‘Vaciador’ que sí que desató bailes epilépticos entre la juventud. “Destrucción” demostró que la base de su música es post punk pero con envoltorio electrónico y “Odiar frontal” siguió comandando la cita en un subidón perpetuo, de los que tardan bastante en pasarse.
El personal quedó tan extasiado que las peticiones de bises fueron abrumadoras, pero sabíamos que las nuevas generaciones no creen en esos falsos clímax, por lo que ya imaginábamos que no iban a regresar, del mismo modo en que hubieran hecho La Plata o Biznaga. Se habrían apuntado un tanto atendiendo los requerimientos del respetable, aunque posteriormente me comentaron que la limitación horaria pudo ejercer de importante impedimento.
Siguen siendo un bombazo de grupo en directo, parte tal vez de ese movimiento compuesto por bandas que se encuentran en un segmento de edad similar que están modificando de arriba abajo el panorama patrio. Pero ninguna acción tendría sentido sin el apoyo logístico de cada vez más numerosos comandos preparados para entrar a la acción y tomar salas y discotecas. A las barricadas. La revolución somos tú y yo.
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