Sala Azkena, Bilbao
El crítico Stephen Thomas Erlewine dijo que los primeros cuatro discos de Ramones sentaron las bases para todo el punk y el hardcore que surgiría en las dos décadas siguientes. Una afirmación que podría parecer exagerada, pero que se torna la mar de cierta si uno se pone a calibrar la tremenda influencia que tuvieron los de Forest Hills en toda la costa oeste norteamericana en bandas como The Dickies, NOFX, Bad Religion y un amplio etcétera que se extiende casi hasta nuestros días.
Si uno se traslada al ámbito peninsular no tardará en acordarse de Los Nikis, los llamados Ramones de Algete, pero tampoco convendría olvidar a los fantásticos Los Vegetales de Mauro y Nacho Canut o a Airbag y F.A.N.T.A. como fundamentales referencias a la hora de dar lustre al legado de Joey Ramone y compañía. Dentro de este último grupo incluiríamos sin duda a Fundación Francisco Frankenstein, que reproducen al milímetro los parámetros de sobra conocidos y que no necesitan explicación alguna, un simple “one, two, three, four” actúa como contraseña para fieles y amantes del género.
Fundación Francisco Frankenstein |
La verdad es que había que andar con ganas para pillar el punto al space rock de Silver Surfing Machine, una suerte de territorio indefinido entre Hawkwind, Spacemen 3 y Eskorbuto, aunque también había cierto deje a bandas de la Movida. Hubo muchos que prefirieron quedarse fuera fumando, pero no estuvo nada mal el show psicodélico que montaron con proyecciones hipnóticas de fondo, niebla y temazos como “Hay un lugar” que lo mismo podría recordar a Tropical Fuck Storm. Un entremés muy digno para abiertos de mente.
Silver Surfing Machine |
Era un concierto de esos que iba como un tiro, en el que si te ausentabas unos minutos, ya te perdías una parte importante del mismo. Daba igual que “Barbacoa en Varanasi” comenzara muy parecido al “Havana Affair” de Ramones, no sería el único homenaje directo o indirecto a los de Queens. Lo bueno que tiene moverse por unos parámetros tan definidos es que casi resulta imposible que se hagan pesados en ningún momento, se sabe de sobra lo que hay, por lo que aquí no había engaño.
Fundación Francisco Frankenstein |
“Tontos a las 3” podría recordar en su inicio al mítico “Demolición” de Los Saicos, unos guiños que lejos de revelar falta de imaginación denotan un auténtico amor por la música. ¿A quién no le gusta escuchar esos “one, two, three, four” que evocan de inmediato a Johnny Ramone y compañía?
Tere, de Fundación Francisco Frankenstein. |
Y no dudaron en dedicar “El general” a Franco, “el rey del reguetón”, todo un ataque políticamente incorrecto contra ofendiditos que ponen el grito en el cielo por letras de canciones. Parece mentira que todavía sucedan esas cosas en 2022. Impagable resultó contemplar a una multitud de forofos del punk corear con convicción ese contagioso estribillo que dice “reguetón”. Enorme.
“Gracias por irte” no se apartaba de las coordenadas establecidas, pero molaba igualmente por su apelación a los aficionados a hacer bombas de humo, que fijo que no son pocos. Y “Esta noche” guardaba un aire al “I Don’t Wanna Walk Around With You” de Ramones que tampoco caería en saco roto entre el personal con ganas de jarana.
Preguntaron a la peña cómo se decía “otra” en euskera y no tardaron en responder desde la concurrencia con un sonoro “beste bat”. “Solo quiero divertirme” de Aerolíneas Federales volvió a dejar el apartado vocal en manos de Tere, que añadió versatilidad al conjunto después de que sus compañeros advirtieran que no se iba “a desnudar”. “¡Pero yo sí!”, añadió enseguida el vocalista habitual y guitarrista.
No podría faltar “Voy a ser un drogata”, que es su peculiar adaptación de “I Wanna Be Sedated”, Ramones a paladas, claro que sí. “Hay que sudar esa boina”, les dijeron para que se estiraran todavía más, y a fe que lo hicieron con “Vuelva usted mañana”, un reflejo de esa indolente actitud patria que ya denunciaba Larra allá por el siglo XIX en un artículo del mismo título. El comportamiento de los funcionarios no ha variado demasiado desde entonces.
Vale que estos mallorquines no inventen tampoco la rueda dentro del punk, pero siempre agrada disfrutar de una sobredosis ramoniana entre pecho y espalda, sin pretensiones de grandeza o de cambiar el mundo, simplemente por la noble causa de pasárselo bien. ¡Que se conserve en pie muchos años esta fundación!
TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA
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