lunes, 27 de julio de 2015

REDD KROSS: COMO UN BAILE DE INSTITUTO



Kafe Antzokia, Bilbao

Hemos demostrado una y mil veces nuestra predilección por los grupos tristones o melancólicos, pero de vez en cuando son necesarios chutes de optimismo directos al corazón que permitan desconectar de la ponzoña humana e iluminar aunque sea por unos instantes la breve existencia. Sentir la joy de vivre que dirían los franceses o las “más de cien mentiras para no cortarse de un tajo las venas” que cantaba el maestro Sabina.

Si de verdad alguien encarna esa celebración de la juventud y de la alegría descontrolada esos serían los californianos Redd Kross, cuyo peculiar sentido de la estética ya invitaba a dejar de lado malos rollos y todas aquellas cosas que nos impiden despegarnos del suelo. Formados por los hermanos Jeff y Steve McDonald a principios de los ochenta, cuando todavía ambos andaban en el instituto, nunca ocultaron su predilección por la cultura popular, de hecho, su mismo nombre está inspirado en la mítica sangrienta escena del crucifijo de la película ‘El Exorcista’.

Redd Kross en plena faena.

Tras tomarse un descanso indefinido a la entrada del nuevo milenio, volvieron a la carretera en 2006 con la formación de su segundo disco ‘Neurotica’ y hace apenas tres años se decidieron a entrar en el estudio para registrar el muy digno ‘Researching The Blues’, casi dos décadas después del anterior ‘Show World’.

Ya les habíamos catado en su última gira de presentación en el 2014, pero no amargaba para nada disfrutar de nuevo de este dulce. Y muchos lo entendieron así también al abarrotar la sala en pleno mes de julio, cuando los recintos cerrados más se las ven y se las desean para alcanzar una afluencia respetable. Su historia pesaba lo suyo.

Los canadienses BUM rasgando guitarra inmisericordemente.
Venían además acompañados de los canadienses BUM, reactivados punkis canadienses de culto que se cascaron un bolo antológico a tope de revoluciones, melodía, coros muy currados y una actitud apabullante, hemos visto jovencitos más parados. Concatenaban temas uno detrás de otro sin aflojar en ningún momento el pistón y su himno “A Promise Is A Promise” elevó las gargantas de la concurrencia. Acabaron levantando mástiles a modo de ofrenda y haciendo molinillos con las manos en la tradición de Billy Duffy o Pete Townshend. Ríete tú de Green Day y similares.

Con el glamour intacto de su época gloriosa, Redd Kross rememoraron de primeras su recordado ‘Phaseshifter’ con los ritmos pesados de “Huge Wonder”, aunque se entregaron casi de inmediato a los coros dulzones de “Stay Away From Downtown”. El voceras y guitarra Jeff McDonald, a pesar de las arrugas, seguía exhibiendo clase y hasta cierta afectación en sus movimientos o al tocarse la melena. Siempre ha sido el más audaz en la vestimenta al atreverse hasta con pantalones amarillo canario.

Se curraron los coros de lo lindo.
 Su compi y hermanísimo Steve McDonald no paraba de poner caras de entusiasmo desbordante y se desmelenó al tomar las riendas vocales en “Uglier”. El mayoritariamente veterano respetable comía de la mano, no había que hacer demasiados esfuerzos para que los ánimos se encendieran, cosa que sucedió con “Jimmy’s Fantasy” o su celebrado “Annie’s Gone”, donde el cantante dejó la guitarra y ejerció de frontman conduciendo a las desatadas masas.

Respecto a su anterior visita, algunos se habían quejado de que en ocasiones se tornan excesivamente ñoños y melosos, pero el repertorio de esa noche fue bastante trallero para su estilo, apenas se decantaron por medios tiempos, sino que incidieron en la pura electricidad del “Pretty Please Me” de los nuevaoleros The Quick, por ejemplo. Y en esa línea tampoco se olvidaron de la homónima “Researching The Blues”, quizás de lo más enérgico que hayan grabado desde aquellos alocados inicios a lo Hüsker Dü. 

Se lo pasaban pipa sobre las tablas.
 Echamos de menos la vertiente beatleniana de “Bubblegum Factory” o “One Chord Progression”, pero ya se veía que no estaban por la labor en esos instantes. Tocaba cerrar bocas y reivindicar el rock con mayúsculas, con calculadas poses compartiendo micro a lo Jagger y Richards, amagando con el riff de “I Want You To Want Me” de Cheap Trick o desterrando cualquier remanso de paz.

No extrañó por tanto el aire clásico de “Follow The Leader” o el estribillo hipnótico y machacón del “Crazy World” de Frightwig, combo feminista rescatado de las catacumbas de la historia que invitaba a los hombres a desnudarse en el escenario. En la tónica adoptada, la vuelta para los bises no podría ser sino con el primigenio “Linda Blair”, vestigio de los tiempos en que metían ruido y desbordaban rabia punk. 

La voz de Jeff McDonald sigue en plena forma.
 El bajista no se cortó al bajar las escaleras para el encuentro con la plebe y casi se lo comen, alguno hasta se colgó de su hombro. Y para corresponder tanto cariño se antojó de lo más apropiada la nostálgica “Mess Around”, única concesión en todo el bolo a la relajación. La guinda al pastel la colocaron con un avasallador “Deuce”, interpretada seguramente con más garra que Kiss en la actualidad, en la que Jeff y Steve movieron la cabellera de lado como Paul y Gene en su buena época.

Habían estado por estos lares hace no mucho, pero fueron tan emocionantes como un baile de instituto de los que aparecen en las películas americanas, con su ponche, sus vestidos pomposos y una leve dosis de empalague. Una delicia para repetir una y mil veces.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA


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