lunes, 29 de enero de 2024

FIESTA HOMENAJE DECADENCIA CORPORAL CON SERES DE LA CHARCA, ARANA O THE IRON NEED: HISTORIA DE UN SUEÑO

 

Sala Rocket, Bilbao

 

Nunca está mal tener ambiciones. A pesar de que impere en la sociedad el comportamiento gregario y borreguil hasta la médula, siempre habrá que alabar a aquellos espíritus libres que optan por avanzar a contracorriente y no se mueven en base al dinero u otros vulgares valores porque su recompensa se encuentra por encima de lo material, en un lugar reservado para una verdadera aristocracia intelectual que no restriega a los demás su infinita sabiduría, sino que la comparte con todos. Como en una alegre y fraternal comuna.

The Iron Need
 

Al igual que el activista Martin Luther King, el bilbaíno Iñaki Gallardo tenía un sueño. Y ese era montar un sello discográfico, una idea que se remontaba a mediados de los noventa y que entonces no pudo lograr por falta de apoyo. Pero décadas después, el panorama cambió por completo, y ya en 2021 pudo sacar a la luz la primera referencia de Decadencia Corporal, audaz discográfica que evocaba el arrojo de un icono tan influyente todavía hoy en día como Eduardo Benavente de Parálisis Permanente.

Para celebrar el tercer aniversario de esta verdadera aventura de riesgo se eligió la bilbaína sala Rocket, una cita que al final contó con una afluencia más que reseñable dada la abundancia de oferta cultural casi cada fin de semana. Muchos habituales del rockerío de la zona se pudieron ver durante la velada y debido al formato de actuaciones cortas el evento no se hizo cargante en ningún momento, con una versatilidad como pocas veces hemos contemplado y que además sirvió para homenajear a Cancer Moon, una de las referencias más vanguardistas de la escena local.

Seres de la Charca
 

En este sentido, los showcases comenzaron con Seres de la Charca, banda que pivotaba en torno a las hermanas Fernández Bustamante, que grabaron una demo allá por 1994 y Decadencia Corporal se encargó de rescatar del olvido. En la actualidad, únicamente Aparición se ocupa de defender el legado en directo, y por los nervios que le suelen atacar a esta señora, se nota que no es una situación a la que esté habituada. Pero por las inmensas ganas que le echaba, se le podrían perdonar todos los defectos. Pocas veces se nos ofrece a escasos metros una actuación tan sincera, a pelo, sin ningún atisbo de pretenciosidad. Lástima que las cotorras de cerca de la barra no tuvieran ni un mínimo de educación.

Tomó el relevo Cannibal Haze, proyecto personal de Txago (Low Life Empire, Cancer Moon Onplugged) cuya reválida está a punto de aparecer en Decadencia Corporal. Se trató también de una actuación de carácter intimista en la que hubo espacio hasta para un tema compuesto hace escasos días como “Nobody Knows”. Un agradable entremés que no nos cambió la vida, pero que por lo menos entretuvo.

Arana
 

Entre grupo y grupo ejerció de maestro de ceremonias Josetxo Río Rojo, que fue sazonando la noche con diferentes datos y anécdotas. Y todo no se centró en conciertos, puesto que también hubo momento para la visualización de un videoclip de Silver Surfing Machine y hasta una breve presentación de Arana, que también estuvieron presentes en la velada desgranando en su integridad su reciente EP ‘Voces que susurran’.

Este grupo compuesto por veteranos de formaciones como Cancer Moon, Cujo o Basurita tal vez no haga la música más animada del mundo para un viernes, pero agradaba su poso doliente en la escuela de Mark Lanegan o los getxotarras McEnroe, sin olvidarse de un reconocible aroma Lou Reed o The Velvet Underground. Para sibaritas de las melodías profundas.

La Paramera
 

Pero no nos olvidemos que antes también se subieron a las tablas La Paramera, otra de las más inminentes referencias de Decadencia Corporal, que actuaron con batería pregrabada, lo cual restó un ápice de frescura a un showcase que al final resultó entretenido gracias a piezas tan convincentes como “Imperio de papel” o “Guerra cultural”, entre otras. Muy decentes, sí señor.

Y The Iron Need pusieron la guinda en el pastel presentando el casete ‘Useless Alchemy’, en homenaje a Jon Zamarripa de Cancer Moon. De hecho, de esta última banda sonó un salvaje “Solution” que fue de lo mejor de la velada. No sería esa tampoco la única versión de la noche, pues también se reservó hueco para “Wild World”, esa revisión de Nick Cave grabada para una compañía mexicana que no llegó a ver la luz en su día, o para “Escucha el silencio” de Los Extraños/ Los Raros, una delicatesen del underground bilbaíno.

The Iron Need
 

No podría fallar en las distancias cortas todo un supergrupo con gente vinculada a El Inquilino Comunista, M.C.D. o los omnipresentes Cancer Moon, entre muchos otros proyectos. Para dotar de carácter todavía más especial a la actuación, finalizaron con “What Goes On” de The Velvet Underground, con Alfonso Arana y Txago de Cannibal Haze compartiendo tareas vocales. El epílogo perfecto.

Tres horas, en definitiva, que se pasaron casi como si fueran cinco minutos gracias a un dinámico guión planteado en el que pocas cosas se fueron de las manos. Aunque si se producía algún pequeño fallo, daba absolutamente igual, no era lo prioritario de la jornada. Estábamos ahí para celebrar la historia de un sueño. Con final feliz.

miércoles, 10 de enero de 2024

SONIC TRASH + VÍCTIMAS CLUB: COALICIÓN IMPEPINABLE

 

Kafe Antzokia, Bilbao

 

En tiempos de extrema polarización política y caza de brujas por doquier siempre emocionan las uniones, las sinergias creativas o cualquier otro intento de acumular fuerzas por una buena causa. En este caso, la coalición de talentos que nos ocupa no ha sucedido para salvar a las ballenas ni tampoco para cambiar el mundo, sino simplemente porque sí, para reivindicar la sintonía entre dos formaciones diferentes en lo musical, pero con un denominador común tan contundente como el rock.

 

Víctimas Club
 

Otro nexo de unión entre ambas bandas estaría en cierta fijación por las maneras de antaño. Pero cuidado, no hablamos de la prehistoria, aunque hoy en día lo parezca esa época en la que los lanzamientos de discos eran todo un acontecimiento y no había que aguantar a ejércitos de chorras en los conciertos con el móvil en ristre grabando vídeos que luego nunca verán. ¿Qué podría haber más vintage en la actualidad que sacar lo que se llama un split? Que cada cual haga el sencillo ejercicio de evocar el último álbum conjunto que recuerda.

A pesar de las altas expectativas depositadas por muchos que escucharon el esfuerzo colectivo, lo cierto es que el concierto parece que se trasladó en el último momento al piso superior del Kafe Antzokia, con menor capacidad que la planta de abajo, pero con más rollo de garito. La época navideña no suele destacar por la espectacular afluencia en bolos, pero para tratarse de un simple miércoles en medio de ninguna parte se consiguió una concurrencia bastante reseñable.

Víctimas Club
 

Abrieron Víctimas Club con Pela dominando la situación desde el comienzo y un respetable realmente volcado, sobre todo en las primeras filas. Los que ya les habíamos visto en ocasiones anteriores sabíamos de sobra el considerable poder en las distancias cortas de “Profesional”, “Somos tu nueva normalidad” o “¿Cuánto tiempo llevamos así?”, capaces de elevar las gargantas hasta la estratosfera por lo menos.

Mencionar que este proyecto surgió justo antes de ese brutal recorte de derechos y libertades conocido como pandemia, pero a pesar de los grandes inconvenientes de dicho periodo, lograron mantener viva la llama hasta el momento de grabar su primer, y hasta el momento, único larga duración, ‘El castigo es colectivo’. 

Víctimas Club
 

Diría que gran parte de esa energía inherente a las composiciones sigue presente en directo, algo que se notaba en trallazos del calibre de “Farsantes contra farsantes” o cualquier otro del debut. Al igual que en bolos anteriores, recuperaron “Mundo mejor” de Sumisión City Blues, aunque Pela advirtió que ese tema “se quedaba para Barakaldo”, el lugar donde la extinta formación ofreciera su último recital.

Había que dar cuenta del material más reciente, por lo que no tardaron en irrumpir “Chicas que”, que se recibió como un auténtico clásico, o “Humillante speed”, con Pela haciendo gestos de esnifar. Se presentaron como “Sonic Trash” y dijeron que eran de “Neguri”, aparte de presumir de su amistad en redes sociales con Fermín Muguruza. “Ya sé que en Bilbao no significa mucho, pero en el resto de Euskal Herria es la hostia”, dijo el frontman.

Víctimas Club
 

Insuflaron poso mesiánico a lo The Doors al final en “Cortando encía”, que se inició en plan sermón con las palabras: “El tiempo está en todas partes” y se transformó en un soberbio in crescendo con ecos psicodélicos y hasta funky como de James Brown de tripi. El solo de Joseba volvió a convertirse en otro de los momentos impagables de la noche y hasta desató un “lo lo lo” no futbolero. El listón había quedado muy elevado.

Cambio de rollo total con Sonic Trash, que dieron desde el principio cancha al split con “Serendipia” o “Algoritmos”. Los bilbaínos eran otra garantía infalible para un bolo trepidante por esa amplitud de estilos que va desde el post punk al rock alternativo noventero, entre otras cosas. Y el saber estar en escena del vocalista y guitarrista David Hono tampoco conviene pasarlo por alto.

Sonic Trash
 

Siguieron además con la broma iniciada por sus compis de velada y se presentaron como “Víctimas Club” y su frontman ironizó con que había engordado un poco. Si los precedentes a las tablas habían gozado de un sonido contundente, no menos cierto se antojaba el caso de los segundos en liza, con un impresionante muro que no restaba ímpetu a la propuesta de los locales.

“Kalamity”, con ese aire oriental del comienzo sobrevolando en el ambiente, fue sin duda uno de los puntos álgidos de su breve repertorio, aunque apelaron del mismo modo al rock con actitud en “Gure Nights” o “Bilbao Speed City”, su himno dedicado al Botxo. Puede que no fueran tan viscerales como Pela y compañía, pero disponían de una notable faceta guitarrera a la que dieron rienda suelta aquella noche.

Sonic Trash
 

El acomodo o tirar de lo fácil tampoco iba con ellos, por lo que manejaron con mucha solvencia las cadencias y el ambiente noctívago a lo Nick Cave en “Ginebra”, otra muestra del reciente split. Ya hemos dicho que no se trató de un recital extenso, pero todavía consiguieron mantener el interés de los fieles con “Amnesia” y un “Hey chica” apabullante que terminó de desbordar los ánimos de la afición.

Lo cierto es que la cita en general se nos pasó a velocidad supersónica, por lo que hubiéramos deseado una mayor duración de ambos bolos, aunque no olvidemos que cuando uno apenas se entera de un concierto suele significar que ha sido muy dinámico. ¡Larga vida a esta coalición impepinable!