Sala Satélite T,
Bilbao
Hay bandas que contemplan lo de las giras como un mero
trámite que es necesario cumplimentar para conseguir cierta credibilidad, una
especie de formulario imprescindible en cualquier conjunto serio que se precie.
Y se lanzan a la carretera del mismo modo en que un gris funcionario ficha cada
mañana, sin demasiado entusiasmo y esperando por dentro que esa tortura termine
lo antes posible para así volver a la apacible rutina. Pandas de acomodados a
los que jamás les verás con las mangas arremangadas sudando la gota gorda o
dejándose la piel para cuatro gatos, un puesto en un almacén recóndito quizás
sería más adecuado para ellos.
Ese no es el caso de los australianos You Am I, que presumen
de saber “cómo pasarlo bien de gira”, por
algo son unos veteranos de la carretera. De hecho, antes de iniciar el presente
periplo peninsular se tomaron tres días de descanso, únicamente para asegurarse
de que estarían en perfectas condiciones para “patear culos durante y después de los shows”. Ellos sí que han
aprendido a disfrutar de la vida.
Todavía se recuerda el paso por el Kafe Antzoki de estos
marsupiales que en su tierra natal se han convertido en la primera banda capaz
de concatenar tres álbumes seguidos al número uno en la prestigiosa lista de
ventas ARIA Charts.
En su vuelta al País Vasco les había tocado una jornada repleta de mil y un
saraos en las inmediaciones, pero dada la complicada coyuntura hay que
reconocer que consiguieron atraer a una más que respetable multitud en absoluto
imaginable.
Sin demasiada dilación respecto a la hora fijada, un
glamouroso Tim Rogers al frente de You
Am I saludó a la concurrencia con un “Hola,
tías y tíos” que delataba anteriores visitas a la península. Entraron
enseguida al lío con la trallera “Good Advices”, procedente de ‘Porridge and
Hotsauce’, lo último editado hasta la fecha, y no tardaron en provocar las
risas del personal cuando el vocalista dijo con su marcado acento guiri: “¿Dónde está, señor leche? ¡Mi polla es tu
sueño!”, antes de su inevitable himno “Mr Milk”, acogido con entusiasmo por
sus contagiosos coros.
En este aspecto cabe resaltar que cuidaron al extremo las
melodías vocales y demostraron tablas al reproducir los temas con fidelidad a
lo que puede escucharse en estudio. En las distancias cortas, además, su lado
alternativo guitarrero prevalece sobre las ínfulas power pop de algunas de sus
composiciones.
Con una carrera que abarca ya casi las tres décadas, la
velada se tornó en una celebración absoluta de su aportación al mundo de la
música, con piezas de su seminal ‘Hi Fi Way’, como “Minor Byrd” o “Cathy’s
Clown”, que inspiró a gente del calibre de Jet, The Vines o los mismos
Wolfmother. De hecho, unas cuantas más cayeron del citado lanzamiento, aunque se
quedaron bien a gusto repasando su discografía prácticamente en su integridad.
El voceras nos agasajaba cada dos por tres con cumplidos
tipo “Gracias, guapos”, se notaba que
lo estaban disfrutando tanto como nosotros, y uno de los momentos estelares
llegó cuando el líder agarró esa silueta de cartón de los Rolling Stones que
está dando bastante juego últimamente en los bolos y morreó a Jagger sin ningún
reparo. Y no se les cayeron los anillos al recurrir al cancionero ajeno en el
“There She Goes” de The La’s, que enlazaron con un fragmento del siempre
recordado “Go Your Own Way” de Fletwood Mac.
El cantante seguía con el peloteo diciendo que estaban en “el mejor club del mundo”, aunque con
semejante recepción cualquiera hubiera pensado eso como mínimo. Balancearon con
notable acierto la vertiente rockera con las melodías más poperas, sin
empalagar en ningún momento, ni tampoco tornarse lineales hasta el
aburrimiento, su buen rollo en escena acababa por contagiarse sin remisión, la
diversión se hacía inevitable.
Lejos de abusar de las versiones, fueron salpimentando su
repertorio con pequeños homenajes que añadían dinamismo al conjunto, caso del
inmortal “Like A Rolling Stone” de Dylan, más melódica y con un punto glam rock
setentero, la peña hasta silbó y todo de lo niquelada que resultó. Y sus
amplias miras musicales sobresalieron asimismo en el atronador “Pretty Vacant”
de Sex Pistols, donde su nihilista “And
we don’t care” se elevó hasta la estratosfera.
Con actitud de estrellas totales, enfilaron los ritmos
contagiosos de “It Ain’t Funny How We Don’t Talk Anymore” o “Constance George”
antes de subir otro escalafón con el inconmensurable “Teenage Kicks” de The
Undertones, clasicazo absoluto de la transición entre el post punk y la new
wave, cantada por el guitarrista con cierto deje a lo Lennon y coros
reminiscentes de The Beatles. Enorme.
Tim Rogers en pleno éxtasis. |
Aquello era una celebración de la historia del rock con
mayúsculas, por lo que recitar la formación mítica de Kiss constituía uno de
los salmos fundamentales del culto antes de arrancarse con el eterno riff de
“Detroit Rock City”. Y no faltaron tampoco viejas conocidas entre los
seguidores como “Berlin Chair”, de su debut ‘Sound As Ever’, o “The Applecross
Wing Commander”, otro testimonio de su recurrente en la velada ‘Hi Fi Way’, que
además sirvió para dejar un regusto inmejorable en el paladar.
En suma, los australianos se encuentran en un estado de
forma espectacular y se antoja imposible aburrirse ni un momento en un bolo
suyo. Pero su inefable comunión con el público viene de lejos, por lo menos se
remonta a sus orígenes como banda cuando en un concierto una colgada se les
acercó y comenzó una especie de hechizo que revoloteaba acerca de “yo soy tú”, “tú eres yo”.
Un mantra todavía vigente que nos lleva a concluir que todos
somos nosotros, una comunidad que vibra con la electricidad y las melodías.
Esas que se mueven en un insondable terreno entre el power pop y el rock
alternativo.
TEXTOS Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
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