Sala Boite, Madrid
Siempre ha existido una fascinación al otro lado del charco
por los mitos y leyendas de la vieja Europa, algo totalmente entendible en un
continente en el que aquello de los castillos y los caballeros andantes sonaba
tan exótico como las geishas japonesas o los templos budistas del Lejano
Oriente. No en vano muchos autores norteamericanos del siglo XIX, con el caso
evidente de Edgar Allan Poe a la cabeza, situaban en esos parajes sus
creaciones, como por ejemplo los célebres ‘Cuentos de la Alhambra’ de
Washington Irving o los múltiples relatos de Henry James, pionero de la novela
psicológica.
Uno de estos eruditos atrapados por el embrujo de lo antiguo
es el periodista, escritor y músico Michael Jenkins Moynihan, fundador del
proyecto neofolk Blood Axis, aparte de reputado intelectual en su campo con un
premiado estudio sobre la escena black metal titulado ‘Lords of Chaos’ o la
revista ‘Tyr’ que celebra “los mitos
tradicionales, la cultura y las instituciones sociales de la Europa
precristiana y premoderna”.
Miembro de la Iglesia de Satán en su juventud, su figura no
se ha librado de la polémica inherente al género por su simpatía hacia las
ideas de gente como Charles Manson, Muammar Gaddafi, el ocultista Julius Evola
o James Manson, ideólogo del movimiento neonazi norteamericano. En este
aspecto, empero, tampoco hay unanimidad porque también lo han definido como un “extremo izquierdista” o incluso un “anarquista”.
No había ni bigotillos ni camisas pardas en la esperada
última visita a la península de Blood Axis, que se separarán tras la presente
gira europea. Venían apenas dos semanas después de que los referentes absolutos
del neofolk Death In June pasaran por la capital y unas escasas horas posteriores
a su participación en el festival Runes & Men en Leipzig, cita ineludible
europea para los amantes del rollo.
Les acompañaban en la solemne velada Reserva Espiritual de Occidente, que ofrecieron un repertorio centrado
exclusivamente en su próximo álbum ‘El Cristo de la Atlántida’. Por una parte,
fue una pena no poder escuchar en directo temas tan envolventes de su trabajo ‘La
noche blanca’ como “Lobo” o “Tatenokai”, aunque su ceremonial alcanzó cotas
místicas con “Nueva sangre”, una suerte de ritual en el que sobresalió la voz
delicada y atormentada de Svali, vestida rigurosamente de blanco cual presencia
espectral.
La eucaristía de Reserva Espiritual de Occidente. |
En un formato intimista y con una penumbra tal que los
propios espectadores tenían que ayudar con el móvil a los músicos, Blood Axis mostraron su lado más folk
desde el comienzo con “Herjafather”, que uno podría escuchar tranquilamente al
lado de una hoguera. El puro nihilismo o la atracción hacia el fenómeno de la
guerra quedaron sepultadas en pos del enfoque tradicional y directo que podría
ser disfrutado por cualquiera con ganas de algo sosegado para un domingo.
Blood Axis explotaron su vertiente más puramente folk. |
A pesar de que el tono relajado podía invitar al sopor, y
más en un día de resaca, la cita no se tornó en absoluto aburrida, en especial
por las explicaciones que iban dando acerca de lo que iban a tocar, información
bastante más interesante que las habituales coletillas concertiles del estilo
de “¿Qué tal todo”, que esas sí que
duermen a cualquiera por su consabida repetición. De esta manera introdujeron
“The Path” como una canción sobre “nuestro
camino en la vida y los que se quedan en el camino”.
Uno de los momentos álgidos llegó con la germanófila “Wir
Rufen Deine Wölfe”, pedida en repetidas ocasiones por el público y que demostró
el sobrado dominio del idioma alemán de Moynihan, un conocimiento profundo
avalado incluso por título universitario en su país natal. Provocó cierto
estupor entre la concurrencia, sin embargo, la petición de corear el
estribillo, que en opinión de Michael se prestaba a ello ya que era una “canción cervecera”. Alguna, no
obstante, sí debió tomarse ese espíritu etílico al pie de la letra, ya que
tuvimos que aguantar hasta una vomitona en primera fila. Las tradiciones que no
se pierdan.
Rememoraron su última visita a la capital hace casi dos
décadas y por ello dedicaron “Song of the Comrade” a “las almas puras que todavía están aquí”, a la par que la guitarra
añadía cierto aire spaghetti-western al conjunto, una influencia para nada
ajena al universo neofolk. Y las anécdotas continuaron con “Churning and
Churning”, poema que Moynihan ha aportado a una cápsula del tiempo que se
abrirá en ochenta años.
Por normas estrictas de la sala, tuvieron que terminar
abruptamente su recital con “Reign I Forever”, que por su carácter apocalíptico
podría servir también para anunciar el fin del mundo, impecable esa combinación
de voz mesiánica y los sinfonismos de fondo de Prokofiev. Pelos de punta. La
maquinaria de la guerra hizo una aparición estelar.
Lo bueno de aquel coitus
interruptus es que al día siguiente repetirían gratis en un garito de
Malasaña, una actuación que fijo que sería memorable y en la que darían rienda
suelta como nunca a su apego a las tradiciones. Al placer de contar historias
como un cuentacuentos a la luz de la luna.
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
El Debut de REO no fue La Noche Blanca, se remonta mucho más atrás en el tiempo.
ResponderEliminarhttps://contuberniorecords.bandcamp.com/album/reserva-espiritual-de-occidente-crlp002
Gracias por la información.
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