Satélite T, Bilbao
Nunca hay que subestimar el poder de la nostalgia. Menos
cuando su labor consiste en llenar huecos que de otra manera quedarían
desiertos. La dichosa manía de cerrar etapas provoca en ocasiones pérdidas
irreparables en pos de un supuesto progreso. Pero no cabe otra opción ante la
necesidad de mudar piel como las serpientes y zarpar hacia nuevos horizontes.
Rumbo a lo desconocido.
Así ha sido desde que Loquillo decidiera prescindir de un
plumazo de su banda de siempre Trogloditas para embarcarse en otras aventuras.
Un telefonazo al bajista Josep Simón Ramírez sirvió para finiquitar la historia
de unos de los acompañantes más famosos del país bajo cuya batuta se
compusieron algunos de los mayores himnos del rock patrio. Pero había un
problema, Loquillo no tenía registrado legalmente el nombre del grupo, por lo
que la única solución era el abandono por su parte. Una situación que obligó a
diversos miembros a intentar acomodarse a esa sociedad de la que renegaban en
muchas de sus canciones hasta que no pudieron obviar ese impulso vital de
subirse al escenario.
De eso saben bastante el histórico batería Jordi Vila, que
también tuvo que buscarse la vida de forma mundana trabajando en un bar, o el
veterano Josep Simón, que salió adelante cargando y descargando camiones,
montando ferias y otros currillos que distaban bastante de ese glamour con el
que frecuentaban restaurantes caros en los ochenta. En la actualidad, a su vera
está el melenudo Diego García (Señor Mamut) y el otro hacha Antonio Retamosa
(Commando 9mm, La Broma de SSatan), que aporta rabia punk ante un también
bregado Andreu Muntaner ‘Lobo’ a la voz que en ningún momento busca parecerse
al Loco sino seguir su propio camino.
Conocidos de sobra en el Satélite T bilbaíno, Trogloditas se encontraron en plenas
fiestas una multitud entregada a la que no le importaba que ya hubieran estado
en ese mismo sitio pocos meses antes presentando su último directo ‘Fuerte,
Flojo…y en Directo’. Y lo cierto es que tampoco hubo excesivas variaciones
respecto a la ocasión anterior con un repertorio centrado de nuevo en su
reciente trabajo en vivo.
De esta manera, “Sombras del Autocine” sirvió para calentar
al personal e introducirse de inmediato en su rollo con la autenticidad por
bandera. Sin despegarse del rockabilly, “Desconectado” vale de sobra para
mantener la atención y uno de los picos de la noche lo legan con una muy digna
“La Mataré”, pese a que quizás el Loco la borde mejor por su ímpetu y sus
gestos toreros. No les duelen las prendas a la hora de hacer homenajes, como
aquel que rinden al histórico Hank Williams en “Estoy Solo”, adaptación en
castellano del popular “I’m So Lonesome I Could Cry”.
El incansable batera Jordi Vila, con su espectacular pegada,
sigue siendo uno de los grandes alicientes para verles en las distancias
cortas, si Loquillo tiene al coloso Igor Paskual, no menos solventes son el
antes mentado o el bajista original Josep Simón. Y así lo demostró Jordi
aporreando y cantando a la vez la nihilista “Enterraré mi corazón”, antes de
que subieran un escalón con el clásico de los Trogloditas “Piratas”, que se
inicia con aquella declaración de principios que dice: “He modelado una bandera que, como todas, es para quemar”. Sobran
las palabras.
Continúa sorprendiendo que toquen “No Surf”, pieza pretérita
del ‘El ritmo del garaje’ que el Loco no recuperaría en directo ni de
casualidad, y fieles a su vocación de no vivir de las rentas aprovecharon para
adelantar “Desterrado de ti”, un tema fronterizo para entonar ebrio cual cuba y
que formará parte de su próximo trabajo en estudio. Y no podrían obviar en
“Ráscale” el recuerdo al “Troglo” caído en combate Guille Martín al cumplirse
recientemente más de una década desde su fallecimiento.
En otros bolos suyos uno de los momentos álgidos siempre se
producía cuando el punk Jordi Vila tomaba el testigo a la voz en “María”, que
en esta ocasión dijo que “bien podría
llamarse Lucía”, en alusión a una amiga suya que andaba por ahí. En esta
senda ascendente que te casquen un himno como “Siempre libre” solo podría
agitar los ánimos, y más tras un soberbio alarde vocal a cargo de Lobo que
cosechó una impresionante salva de aplausos. Todo un acierto que aporte su
propio toque al repertorio.
El rock n’ roll desenfadado de “Lo he vuelto a hacer”
recordó a Los Rodríguez y dada la recepción que provocó entre el respetable el
voceras no dudó en exclamar: “¡Cómo os
gusta el dulce!”. Y si lo que triunfaba era el almíbar, este se desbordaría
por completo con el clásico “El Rompeolas”, antes de ponerse auténticos al
denunciar la vulgarización del rock en “Ya no puedo bailar”, cuya letra
mantiene su plena vigencia en la actualidad.
Pelos de punta provoca asimismo ese “Rock suave” para
dejarse la garganta en el que Diego acabó tocando de espaldas, pero a pesar de
que tiren de muchos himnos, tienen canciones propias que ya empiezan a suscitar
una respuesta considerable en el personal. Hasta el punto de algunos llegan a
llamarles “hijos de puta” si se
atreven a prescindir de ellas, como aquel tipo que pedía incansablemente “La
espuma de los días” en los bises. El entusiasmo a veces es un arma de doble
filo.
Pero había que tener paciencia, no parecía razonable
desdeñar algo de la talla de “Autopista” o “Pégate a mí”, quizás nuestra
preferida de todo el catálogo de Loquillo. Y la inevitable “El ritmo del
garaje” desataría las gargantas hasta el infinito aunque se tocara cien mil
veces, aquí no cabrían basuras populistas tipo “Quiero un camión”, por algo les
llamaban Trogloditas. Por aclamación del pesao, se antojaba imposible obviar
“La espuma de los días” si no querían salir con los pies por adelante, así que
hala, ahí estaba para deleite del tipo que amenazaba con partirles las piernas.
Un colofón que tampoco se entendería sin la emocionante
“Cadillac Solitario”, que contó con un breve solo de bajo de “la leyenda” Simón Ramírez, y así
terminamos todos extasiados con el corazón en un puño. Sería injusto encasillar
a estos supervivientes del rock en el aluvión de bandas tributo u homenajes,
puesto que hace ya un tiempo que componen sus propios temas y estos cada vez
adquieren mayor adhesión en las distancias cortas. No cabe duda, son ellos los
que inventaron el ritmo.
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
Son muy grandes y buena reseña aunque con permiso decirte que los clásicos no son de "loquillo" son composiciones de el gran Sabino..otro Troglodita que colabora con esta formación. Loquillo no sabe hacer ni la o con un canuto. Los grande exitos y temazos son de Sabino
ResponderEliminarCharly Rock and Roll
Claro, eso se da por supuesto, quería decir que adquirieron notoriedad en la primera época de Loquillo y Trogloditas, es evidente que no son "suyos".
EliminarAparte claro esta de los temas nuevos de esta formación que son joyazas de rock and roll
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