miércoles, 13 de junio de 2018

RURAL ZOMBIES + YELLOW BIG MACHINE: ANSIA DE DOMINACIÓN


Sala Stage, Bilbao

A veces las cosas no salen como uno espera. Es una variable que hay que contemplar siempre en las distancias cortas. Los imprevistos pueden aparecer en cualquier momento y conseguir que se desmorone de un plumazo el castillo de naipes. Un riesgo que tienen que asumir todos aquellos que no se limitan a ser meros autómatas, sino que aspiran a insuflar pasión a cada obra o movimiento. El precio de estar vivo.

Hay que estar dispuesto a jugársela si la ocasión lo requiere. Eso tal vez pensaron los guipuzcoanos Rural Zombies con su último disco ‘From Home To Hospital St.’, un ambicioso trabajo en el que optan por adentrarse en nuevos territorios y no repetir los esquemas de su exitoso debut. Salir de la propia zona de confort y moverse en un complicado equilibrio que oscila entre la electrónica sutil, el ambiente etéreo de Cocteau Twins y ciertas ínfulas alternativas o post rock que les sitúan con un pie en la contemporaneidad absoluta.


Cuando uno ha visto a un grupo en multitud de situaciones distintas y todas de ellas con un resultado espectacular, es lógico llegar a un recinto cargado con un importante arsenal de expectativas. Una de las cosas que siempre destacó en los bolos de la banda de Zestoa era su espectacular sonido cristalino con pegada que no dejaba en absoluto indiferente y que les hacía sobresalir entre ese maremágnum indie con copias que florecen nada más levantar una piedra.

Pero esa noche no debían de estar los astros de su parte, pues los teloneros Yellow Big Machine gozaron de bastante mejores condiciones sónicas que los cabezas de cartel, aunque en realidad aquello en realidad se tratase de un evento de bicefalia compartida. Con su habitual rock alternativo ruidista de efluvios noventeros, los bilbaínos impartieron de nuevo otro magisterio inapelable de cómo deberían ser los directos, manejando muy bien los tiempos y arrancándose de vez en cuando con furia punk o hardcoreta para dejar traspuestos a la mayoría de los asistentes.

Yellow Big Machine, sacando lustre a la máquina.
 Presentaban su nuevo disco ‘See You Next Time’, del que dieron acuse de recibo con “Don’t Complain” antes de echar la vista atrás en “Believe It Or Not”. Tampoco podría decirse que hubiera verdaderas multitudes, aunque se congregaron los suficientes fieles para montar cierta gresca, una proeza teniendo en cuenta la cantidad de conciertos que coincidían esa noche, algunos incluso a escasos metros.

Pero tras “Alien” la peña ya aplaudió a rabiar y en “Strange Connection”, por su rollo QOTSA, muchos repararon en la espectacular pegada de su batería. No aflojaron el pistón en “The Next Time” y recordaron a su técnico de sonido y amigo recientemente fallecido Aingeru antes de que su vocalista pronunciara “brothers and sisters” con el desparpajo de un negro del Bronx. Cosas como estas pueden suceder en sus recitales, pues su abanico estilístico es realmente impresionante, prueba de ello lo encontramos en “Hostieja”, pura furia ruidista que bordea el punk.


Y su mantra “Conquer The World” reveló un ansia de dominación que no resulta en absoluto descabellada por sus enérgicos bolos y una solvencia ya fuera de toda duda. Tremendo ese final en el que su batería se levantó del sitio para aporrear hasta casi cargarse el kit. Enormes. La invasión es inminente.

Mira que teníamos ganas de volver a ver a Rural Zombies, pero como hemos dicho anteriormente, aquella noche no tuvieron suerte con el sonido y eso lastró una actuación que podría haber alcanzado el nivel habitual de excelencia. En su lugar, se palpaba desde el inicio la incomodidad manifiesta de los miembros del grupo, aunque al final consiguieran obviar en la medida de lo posible este imprevisible hándicap.


La vocalista Julia, por ejemplo, se fue creciendo a medida que avanzaba la actuación, lo cual tampoco era complicado en temas luminosos tipo “Home” que realzan sin problemas su presencia. En progresión ascendente, “Ethereal” animó a la concurrencia y agradecimos que conservaran en el repertorio “I Come In Peace” de su debut, donde sobresale esa vertiente guitarrera que a menudo se pasa por alto, pero que es sin duda una de las claves de su sonido evocador.

El canto positivista de “Bi” tiene también pinta de que se va a incorporar durante una temporada al catálogo en directo, al igual que nunca pueden faltar sus himnos “Stones”, “Golden” o “Jack”. Echamos en falta esta vez empero su revisión del “In For The Kill” de La Roux que tanto les pega en su rollo, algo que no hubiera sido descabellado pues no se excedieron demasiado en el tiempo.


Al contrario de lo que nos suele suceder, era uno de esos bolos en los que apenas conocíamos a nadie, pero no tardó en acercarse un espectador para confirmar lo que ya habíamos advertido desde el comienzo. Que solo sonaban bajo y bombo y la guitarra y la voz apenas se sentían, aparte de reparar en el enorme parecido del bajista con Adam Clayton de U2. No pudimos discutir nada, menos todavía cuando el susodicho sentenció la principal diferencia respecto al encargado de las cuatro cuerdas de los irlandeses: “Pero Adam Clayton se ha follado a Naomi Campbell…”. Argumento inapelable.

Al de una hora escasa, cerraron con un “Youth” también sin posibilidad de réplica, pues recogieron los bártulos a toda prisa y ni siquiera hubo bises, otro detalle que descolocó tanto como ese abrupto comienzo con el sonido sin despegar. En fin, poco se puede hacer cuando las cosas se tuercen.

Una pena que la presentación del nuevo disco se tornara tan ensombrecida, pero a diferencia de los autómatas sin alma, los humanos en ocasiones erran y no queda otra que asumir deportivamente el chaparrón. En breve estarán en el BBK Live y ahí podrán resarcirse. Esperemos que las ansias de dominación sigan intactas.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA



No hay comentarios:

Publicar un comentario