Kafe Antzokia, Bilbao
A veces descubrimos que en realidad conocemos a un grupo mucho más de lo que intuíamos. Una sensación que se confirma al bucear por su discografía y encontrar esos éxitos impepinables que te suenan fijo a no ser que te hayas pasado varias décadas en una cueva o algo así. Es lo que sucede cuando se trata de una banda con una cantidad considerable de piedras angulares a sus espaldas. Lejos de cargar con una pesada mochila de responsabilidad, tal currículum aportaba prestigio y nos confirmaba que esa noche no íbamos a ver a cualquiera caído de un guindo.
Tal es el caso de los norteamericanos Cracker, con una trayectoria reseñable en el campo del rock alternativo, aunque lo cierto es que no se limitan a ese único género, sino que sus influencias incluyen cosas tan dispares como el punk, el blues, la psicodelia o el country, entre otros estilos. Dada su espectacular amplitud de miras, no extraña que muchos de sus temas ya hayan sido utilizados en la BSO de unas cuantas películas.
Johnny Hickman de Cracker. |
Los entendidos en la materia barruntaban que lo de aquella velada se convertiría en un conciertazo en toda regla. A nosotros nos suena haberles visto de pasada hace años en un Azkena vitoriano y lo cierto es que no atesorábamos malos recuerdos al respecto.
Era uno de los primeros conciertos a los que íbamos en el Kafe Antzokia tras la pandemia, por lo que sorprendió encontrarse un recinto realmente concurrido en el que para hacer fotos casi había que hacer encaje de bolillos, como antaño. La costumbre que no se había perdido era la de comenzar tan tarde los bolos de diario, algo realmente molesto si uno necesitaba luego transporte público para regresar a casa. No hubiera costado demasiado iniciar la sesión un poco antes, pues las citas con teloneros entre semana se alargan mucho más de lo que aconseja la prudencia.
The WOP Band |
Un evento la mar de recomendable se habían currado desde la fundación de lucha contra las enfermedades neurodegenerativas The Walk On Project al incluir a la The WOP Band de Mikel Rementería, un gran músico que superó con creces la mera condición de entremés y legó piezas con notable aire a Neil Young, caso de “Febrero” o “El coche del viento”. Y se quedó con la mayoría del respetable al incluir un guiño al celebérrimo “Walk On The Walk Side” de Lou Reed. Clase a borbotones.
Cracker es uno de esos grupos que pivota alrededor de dos figuras fundamentales como David Lowery, a menudo con una acústica colgada, y el guitarrista Johnny Hickman, un tipo con apariencia sobria pero que tenía esa habilidad que solo poseen los auténticos maestros de las seis cuerdas para decir mucho con poco, las notas justas en el momento preciso. Un genio de ese calibre.
Que su último disco de estudio datara de 2014 no suponía inconveniente alguno para esta formación que no se rige por las normas habituales del mercado discográfico. Algo que indudablemente tiene sus ventajas, pues no están obligados a presentar un álbum por decreto y eso les permite rebuscar sin problemas en diversos rincones de su trayectoria.
Si les apetecía iniciar la actuación con un corte de 1998
como “Been Around The World”, pues se hace y punto, no hay que rendir cuentas
ante nadie. Sin despegarse del álbum ‘Gentleman’s Blues’ enlazaron con “Seven
Days” antes de condescender con un éxito mayúsculo como “Teen Angst (What The
World Needs Now)”. Desde luego no se les caían los anillos por arrancarse con
cortes comerciales tipo “Get Off This”, que es casi todo un emblema del rock
alternativo, cada cosa tenía su momento, no poseían ningún complejo en ese
sentido.
“Reaction” recordó su material más reciente, a pesar de que de aquello hace ya casi una década y el personal flipó cuando tiraron de armónica en una soberbia “Hey Bret (You Know What Time Is It?)”, con solo de guitarra de los que se te caen hasta los pantalones. De lo mejor del recital. Y sin hacerse los chulitos. Ahí reside la grandeza del talento de verdad.
“The World Is Mine” no disminuyó el ímpetu lo más mínimo, e incluso se permitieron el lujo de pegar acelerón al final. Y si les daba por echar el freno, como en “I Want Everything”, pues no se tornaban nada pesados de lo bien que sonaban en las distancias cortas. Delicatesen.
“Euro –Trash Girl” era otra de esas para que cantara la afición al completo, el fotero Dena Flows nos dijo que incluso había un grupo con ese nombre, así de enorme ha sido su predicamento dentro del rock alternativo. El entusiasmo se desbordó tanto en la sala que aquello parecía por momentos un videoclip noventero de esos lejanos tiempos en los que en la MTV ponían música.
Y agradecimos el rollo a lo The Replacements de “Movie Star” muy cercano al punk en la estela de Hüsker Dü. No debimos ser el único que pensaba así, pues dicho corte fue aplaudido a rabiar. “Don’t Fuck Me Up (With Peace And Love” reincidió en esa faceta deudora de los tres acordes que nos resulta de lo más interesante de su impresionante abanico musical. Eran tan buenos que incluso podríamos obviar ese detalle vergonzoso de salir a escena con un atril para las letras. ¿No se saben sus propias canciones o qué?
Siguieron dándole al punk con “Time Machine” antes de otro hitazo noventero como “Low”, que emociona ya solo con escuchar a la peña cantar a pulmón. Y moló el aire cinematográfico y cabaretero a lo Tom Waits de “Dr. Bernice”. El maestro de las seis cuerdas Johnny Hickman se ocupó de la voz en “Another Song About The Rain” con tanta clase que cosechó aplausos desde la primera nota.
Podrían haberse pirado y haber quedado como señores después de tamaña muestra de talento, pero todavía regresaron con un magnífico “Beautiful” que nos parece de lo más redondo de toda su carrera. Y se marcaron un radical giro de timón con la psicodelia del “Picture of Matchstick Men” de Status Quo. Ahí quedaba eso. A ver quién era capaz de marcarse esos arriesgados viajes de una punta a otra del espectro musical.
Nos faltó su imprescindible revisión del “Shake Some Action” de Flamin’ Groovies, pero no era cuestión de quejarse tras un bolazo con un nivel muy por encima de lo normal. Nada como una carta de presentación para convertirse en fan a perpetuidad de estos profesionales del rock noventero. Todo lo que decían de ellos era cierto. Y más.
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