viernes, 2 de junio de 2023

VÍCTIMAS CLUB + CHULERÍA, JODER!: BENEFICIO COLECTIVO

Nave 9, Bilbao

A veces es necesario pegar un golpe en la mesa. Uno de esos de los que retumban y que provocan que los que estén al lado miren como si el susodicho se hubiera vuelto loco. Hoy en día existe tal tendencia al borreguismo que seguramente haga falta algo más aparte de levantar la voz con educación para pedir protagonismo. Lo irreverente y verdaderamente transgresor se suele dar con tan poca frecuencia que en la mayoría de los casos hay que pellizcarse fuerte para asegurarse de que aquello realmente está sucediendo de verdad.

Víctimas Club
 

Las propuestas tanto de Víctimas Club como de Chulería, Joder! podrían encajar en este último supuesto, pues no se asemejan a las de aquellos que ofician como funcionarios. Un concierto suyo es todo un acontecimiento que, si no te cambia la vida, por lo menos no te dejará indiferente, uno de los grandes pecados de la época contemporánea. Canciones para agitar esa conciencia y espíritu crítico que algunos perdieron al ponerse mascarilla.

La bilbaína Nave 9 quizás hasta se quedó pequeña para acoger el bolo de dos bandas fundamentales en la escena punk rock, que si no dan bastante que hablar, es que algo anda mal, como decía Ramoncín en su recordado “Putney Bridge”. La parroquia habitual abarrotó el recinto y creó el ambiente necesario para que se convirtiera en una velada absolutamente memorable, de las mejores de los últimos meses, por cierto.

Chulería, Joder!
 

Teníamos ganas de catar a Chulería, Joder!, pues nos habían hablado bastante bien de ellos y además ahí estaba la espectacular frontwoman Iratxe, de Desorden, una auténtica bomba escénica que recoge con soltura el testigo de Silvia de Último Resorte o Tere de Desechables, puro descaro que tanta falta hace en la pacata sociedad actual. Porque a esta chica se la suda todo, en el buen sentido, y no duda en provocar al respetable llamándoles “pollaviejas”, armar pogo en las mismas tablas o engancharse a las piernas de sus compañeros como si estuviera poseída. Y ya en el colmo del contraste, se despidió lanzando un beso a lo Marilyn Monroe. En serio, acudid a sus bolos, no veréis nada igual en kilómetros a la redonda.

Chulería, Joder!
 

Pero no nos vamos a centrar solo en su vocalista, porque el resto de la banda también le arropa con mucha dignidad, como la batería Miryam, que también suele aporrear con saña en Turbofuckers. Y entre sus todavía escasos temas, hay que destacar “Tus amigos” o su inmensa revisión del “Unidos” de Parálisis Permanente. Que entren a grabar cuanto antes.

Muy alto se había quedado el listón, pero Víctimas Club no iban a defraudar lo más mínimo con otro concierto épico para recordar. Tener en la misma banda a un notable frontman como Pela y a un guitarrista tan explosivo como el inmenso Joseba B. Lenoir proporciona garantías más que solventes de cara a un directo.

Víctimas Club
 

Ya de entrada, “Virginidad” y “Profesional” elevaron a las masas con un considerable entusiasmo. Pela buscó el contacto cercano con los fieles como si fuera Iggy Pop y estos respondieron montando una gresca que será recordada, sobre todo en el tramo final. Pero vayamos por partes, no faltaron temas como “Nueva normalidad”, en recuerdo a ese ensayo de dictadura que vivimos durante la pandemia con toques de queda y demás fascistadas que hasta entonces solo se empleaban en golpes de Estado.

Por supuesto, no faltaron referencias a ese Partido Único que hace la vida tan difícil a los músicos y a los aficionados a las actuaciones en directo, con palabras como las siguientes: “El PNV es como las ratas, cada vez salen más”. Esperemos que el último varapalo electoral posibilite algún día la desaparición de esta especie tan dañina para la música.

Víctimas Club
 

“Farsantes contra farsantes” mantuvo el interés y sorprendió bastante su adaptación en castellano del “New Values” de Iggy Pop, eso sí que no lo esperábamos. Otra pieza que agradecimos fue que recuperaran “Mundo mejor” de los añorados Sumisión City Blues. En teoría, aquel bolo debería haberse producido en El Mendigo de Barakaldo, pero su inesperado cierre obligó a trasladar la cita a la Nave 9. Precisamente, si mal no recuerdo, la despedida de la anterior banda de Pela se produjo en ese histórico garito barakaldés.

“Mamashima” era uno de los temas más sobresalientes de ‘El castigo es colectivo’, por lo que no podría obviarse, y “Begitruck” se dedicó a “las chicas que son madres, pero todavía siguen viniendo a los conciertos”. Monumento a todas ellas. 

Víctimas Club
 

“Humillante Spray” cursó a velocidad importante antes de enredarse en una psicodélica “Cortando encía”, que mostró su lado más experimental, casi como si fueran Swans, y Pela no se abstuvo de reproducir sonido de pájaros mientras simulaba volar. Posteriormente, el frontman se erigió en profeta mesiánico rollo The Doors, con la parroquia completamente desatada cantando “lo lo lo” hasta en los punteos de Lenoir, que fue aclamado como un dios de las seis cuerdas. Pasada total.

Aquello no fue ningún castigo, sino un beneficio colectivo, una de esas citas en las que había que estar sí o sí para luego recordarlo durante una buena temporada y exhibir con orgullo que uno estuvo allí. Dudamos que se vuelva a producir, por lo menos en un plazo breve de tiempo, la coincidencia entre Víctimas Club y Chulería, Joder!, por lo que había que disfrutarlo como si fuera un eclipse solar. Puro espectáculo sin cortapisas.

 

 

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