jueves, 28 de noviembre de 2019

RAT-ZINGER + SHÖCK: SIN SANGRE NO HAY REVOLUCIÓN


Kafe Antzokia, Bilbao

Alcanzar ciertas marcas en algunos casos es una proeza más que encomiable. Sobre todo si una banda lleva tal ritmo frenético que el tiempo trascurrido podría valer el doble o el triple de lo normal, igual que eso que dicen de que un año en un perro equivale a unos siete en la vida de un humano. Ya se sabe que cuando todo se vaya a tomar por saco por hecatombe nuclear solamente sobrevivirán las ratas y demás organismos acostumbrados a la vida en circunstancias extremas. Los comodones morirán pegados en su sofá.

Los bilbaínos Rat-Zinger han llegado a la década de existencia sin síntoma de fatiga o agotamiento, ya sea en las distancias cortas o en estudio, con un largo llamado ‘Santa Calavera’ que podría encuadrarse entre lo mejor de su trayectoria. Pero también es muy necesario tomar aire para valorar las cosas con la perspectiva adecuada, de eso va precisamente la segunda parte de su recopilatorio ‘No habrá piedad para nadie’ editado recientemente. Un rápido vistazo a los logros conseguidos por estos adoradores de los hijos de perra.


Nada mejor que celebrar un décimo aniversario en casa, en pleno Kafe Antzokia bilbaíno, y ahí grabar algo que inmortalice la cita para toda la eternidad. Como era de esperar, la peña respondió a machete abarrotando el recinto y hasta poniendo a prueba la capacidad de resistencia de esas míticas escaleras que separan civilización de barbarie. A los fotógrafos que aguantaron en esas duras circunstancias deberían convalidarles una estancia en Irak o Afganistán.

Que un grupo sigue en progresión ascendente, lejos de ser un tópico manido por aspirantes a plumillas, hay veces en que se torna una verdad como un templo. Eso mismo uno puede pensar al ver a los locales Shöck y a su espectacular frontwoman Micky, con un dominio absoluto del lenguaje de las tablas avalado por una amplia trayectoria que inició allá a mediados de los noventa. Y la solidez de estos muchachos viene además acompañada por temazos del calibre de “No hay paz” o “Devadasi”, entre muchos otros de su homónimo debut. Cualquier fan del punk rock que todavía no haya coincidido con ellos, que se lo haga mirar y que le ponga remedio cuanto antes. Se está perdiendo algo grande de verdad.

Shöck, algo grande de verdad.
Y no menos impactante resulta comenzar un concierto con la muchedumbre a punto de invadir el escenario hasta el punto de que los fotógrafos casi tuvieron que hacer por ahí encaje de bolillos. En tal tesitura se encontraron Rat-Zinger de primeras con “Santa Calavera” y “Patria”, que desataron de inmediato las gargantas a un punto álgido. No quisieron olvidarse de Pulpo de Porco Bravo y otros caídos en combate que seguramente hubieran disfrutado aquella histórica noche.

“Apártate” sigue siendo uno de los momentos más enérgicos en su repertorio y no desfallecen tampoco en un “Ya no quedan días de gloria” a tanta tralla como si fueran Motörhead, la batería de Xabi ahí posee bastante de culpa. El grito de guerra “Dios salve a Ronnie Biggs” sonó tan apabullante como nos tienen acostumbrados mientras Podri se calzaba un pasamontañas y decía: “¡Manos arriba!”. Que no quede nadie sin levantar su “cacharra”.

La consigna de “¡Muerte al violador!” incitada por Podri no cayó tampoco en saco roto en la repleta sala, ni el consabido “¡Cocaína!” antes de “Narkosanto”. Otra de las cosas habituales que suele decir el voceras en los bolos es lo de “Ya sabéis que nosotros funcionamos bajo presión”, todo un clásico, aunque sería complicado encontrar un mayor entusiasmo por parte del personal. La presa continuaba al borde del desborde, parecía que en cualquier momento la muchedumbre ocuparía las tablas. La distancia entre artistas y público se antojaba en esta ocasión una mera quimera.


Y sacaron botellas de cava antes de “En su trozo de tierra”, otra de las mejores piezas de los últimos años que atronó el recinto. La voluntad de no dejar títere con cabeza aparecía reflejada en “No habrá piedad para nadie”, que el vocalista casi entonó envuelto en fieles, mientras que “Dicen que soy” certificó que las frecuentes comparaciones con la banda del difunto Lemmy no son en absoluto casuales.

Tal vez fuera simple casualidad, pero hubo un momento en el que se desataron a la vez varios conatos de pelea en “Tú ya no eres él”, pero por fortuna nadie se animó a pasar a mayores. Giuseppe de Kaos Urbano irrumpió para “Únete al terror”, al igual que sucede en estudio, y Podri no se cortó a la hora de subir a hombros al madrileño. Abajo entre la concurrencia también estaban protagonizando otra impactante gesta al levantar a un chico en silla de ruedas. Que la movilidad reducida no sea impedimento para hacer crowdsurfing ni para los pogos, esto sí que es espíritu de integración.


La oración de “Amén” terminaría de convencer a los descreídos que pudiera haber todavía a estas alturas y en “Larga vida al infierno” se enarbolaron bufandas con el nombre de la canción, como si estuviéramos en el fútbol. Y antes de “L.E.Y.” algunos con máscaras de V de Vendetta sacaron una bandera relativa a los presos de Alsasua, un caso que es un fiel reflejo de que en este país el franquismo ideológico sigue bien presente en la administración de justicia, por mucho que hayan expulsado al dictador del Valle de los Caídos.

“Soy un Kalashnikov” provocó que se encendieran los ánimos y el toque siniestro de “Tu pasajero” permanecerá a buen seguro un tiempo considerable en el repertorio. Preocuparse por “los hijos de perra que han venido hoy” es otra de esas preguntas fáticas de las que ya se conoce de sobra la respuesta, y más con la barrera de gente montada en las escaleras. Esa noche el rock n’ roll fue más que nunca para hijos de perra.


Txiki de Gatillazo y La Polla se unió al fiestón en “¿Tenéis o no tenéis?” y por algún instante el vocalista pudo fundirse entre los fieles, tal era el grado de subidón imperante. Y no menos arrolladora se tornó “Indestructibles”, todo un trallazo que deberían conservar en el repertorio de por vida con máximas lapidarias de las que ponen piel de gallina. Que nunca se olviden de los que colgaron a sus líderes.

¡Arriba las putas cacharras! ¡Que nos oigan en Madrid, en La Moncloa!”, enardeció Podri a las incansables huestes en “9mm” y así cerrar con contundencia una cita que se tardaría en olvidar, o mejor dicho, no se podría, gracias a la grabación de aquella noche. Esperamos con ansia el resultado y nos quedamos con la frase que dijo el voceras de que “Sin sangre no hay revolución”, algo que lo mismo podría aplicarse a la trayectoria hasta al momento de Rat-Zinger. Y que siga corriendo la sangre a borbotones.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA  

  

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