miércoles, 5 de noviembre de 2025

DUTCH MUSTARD + BARRRK + ONNO: LO VERDADERAMENTE INDEPENDIENTE

 

Sala Azkena, Bilbao

 

Pocas etiquetas existirán más manoseadas y manipuladas en la actualidad que la de independiente. Es curioso cómo dicho término es esgrimido sin rubor lo mismo por grupos con una multinacional detrás que por oportunistas sin escrúpulos que no dudan en apuntarse a cierto carro para sonar contemporáneos y que no les vinculen con música pretérita de la noche de los tiempos. Un mero postureo como el de la mayoría de los que se declaran indies sin serlo o los que ven un halo de superioridad intelectual en cualquier cosa con el calificativo de alternativo.

 

Dutch Mustard

Frente a modas pasajeras, todavía existen algunas oportunidades de catar el puro underground, el de verdad que nace en los garitos y no va paseándose como si tuviera que perdonar la vida a la pobre masa inculta que no aprecia los manjares selectos de los elegidos. El festival Bilboloop siempre ha sido un ejemplo de espíritu independiente, al apostar por talento emergente y dar voz a propuestas que de otro modo seguramente ni hubiéramos reparado en ellas.

Habían preparado además este año una interesante jornada con un bolo previo de Onno, proyecto en solitario de David Hono de Sonic Trash, en el Ambigú, una suerte de entremés antes de que el grueso del personal se dirigiera a la sala Azkena. El propio David nos contaba cómo le dijeron para tocar a última hora y para ello preparó algunas canciones en formato acústico. Por una de esas curiosas carambolas del destino se encontraba por la zona la pluriempleada y muy competente batería Mariana (Maika Makovski), así que ese detalle engrandeció todavía más la cita.

David Hono (Sonic Trash) junto a Mariana (Maika Makovski)

Lejos de conformarse con recurrir a piezas populares para que el personal canturreara, David optó por versiones más sibaritas, caso de “Just Like The Rain” de Richard Hawley o “The Book of Love” de The Magnetic Fields. Pero hubo también alguna concesión cercana al mainstream, caso de “Redemption Song” de Bob Marley & The Wailers, que fue la que mejor les quedó, aparte de un claro indicativo de la espectacular versatilidad que maneja David, capaz de hablarte lo mismo de The Cure que de Bruce Springsteen. Grandes.

Había ganas de comprobar el potencial en directo de los locales Barrrk, con un post punk de filo contemporáneo que prometía desplegar todo su potencial en las distancias cortas. Y así fue, gustaron tanto al respetable que muchos dijeron que fue lo mejor de la velada. La verdad es que eran muy buenos, con una frontwoman enérgica, con el descaro suficiente para subirse a las tablas de cualquier garito.

Barrrk
 

En lo musical, se notaba que bebían de diversas fuentes, pues podrían evocar tanto propuestas recientes como la de los también locales Ezezez que asemejarse a un grupo de la época de la Movida, su canción “Perro” podría ser un inequívoco ejemplo de esto último. Diríamos además que quizás brillen más cuando emplean el castellano en vez del euskera o el inglés, ese aspecto todavía no lo tienen suficientemente definido. En cualquier caso, hay que apuntar su nombre y repetir en bolos suyos. Son un grupazo.

Otro combinado interesante ofrecían los londinenses Dutch Mustard, cuya carrera comenzó en Países Bajos antes de asentarse en la capital de Reino Unido y que basculaban entre el dream pop, el shoegaze de corte noventero y el rock alternativo de la misma época. Como suele suceder otras veces que tocan grupos locales, pensábamos que el grueso del personal huiría del recinto como bellacos, pero para nuestra sorpresa se quedó bastante gente, lo cual celebramos.

Dutch Mustard, en pleno éxtasis
 

Era su primera vez en la península y su elegante vocalista demostró talento de sobra desde el inicio con la grungera “A Song For Dreamers” antes de adentrarse en terrenos más vaporosos con “Loser”, con una atmósfera muy similar a Slowdive. También su música poseía cierto influjo de PJ Harvey, algo que se sintió sobre todo en “Broke Me”, pero sin duda uno de los picos de la noche lo alcanzaron con la flotante “Dreaming”, de los mejores temas de su catálogo.

Por desgracia, no cuentan todavía con un amplio cancionero, así que su tiempo en escena no fue demasiado, el suficiente para hacerse una buena idea de su potencial gracias a la amplia paleta de estilos que manejan. “Life”, lo último que han editado hasta la fecha, si no me equivoco, sonó en los estertores finales, casi como si fuera un experimento de Trent Reznor y NIN.

Dutch Mustard, clavando las atmósferas flotantes
 

“Feel Everything” puso la guinda evocando esas atmósferas oníricas a lo The Cure que bordan a la perfección y que les emparentan del mismo modo con el legado que dejó el género alternativo y shoegaze durante la década de los noventa. Pues hasta aquí dio de sí una velada variada que además contó con el beneplácito de la afición, toda una sorpresa, pues pensábamos que estaríamos cuatro gatos.

En suma, Bilboloop cumplió de sobra su cometido de acercar propuestas fuera de lo común a los aficionados de a pie que no se guían por modas ni estímulos pasajeros, aquellos que apuestan por lo verdaderamente independiente y no se les caen los anillos a la hora de acudir a bolos de bandas que no se conocen demasiado. La auténtica actitud indie, lo demás es postureo.

jueves, 19 de junio de 2025

TULSA + RICARDO LEZÓN (MC ENROE): UN OASIS ANTES DE LOS FESTIVALES

 

Sala Santana 27, Bilbao

 

A menudo se tiende a olvidar la vital importancia de las salas de cara a la consolidación del tejido cultural de una ciudad. Lejos del espíritu de aquellos eventos que dinamizan la escena durante un periodo concreto de dos o tres días y luego desaparecen hasta el año siguiente, todavía tenemos la suerte de contar con refugios que siguen adelante con una programación determinada, independientemente de si llueve, hay futbol o se celebra cualquier otra cosa en las inmediaciones. Como si tuvieran una misión que cumplir y no pudiera ser abortada bajo ningún concepto.

Tulsa

Solo de esta última manera cabría entender que se montara un bolo a pocos días de que comenzara la temporada de festivales con la cantautora Tulsa, galardonada con el Premio Nacional de las Músicas Actuales 2024, y Ricardo Lezón, líder de Mc Enroe que acostumbra a vivir la música y cantar la vida, como decía en su libro ‘Lento y salvaje’. Pero si en estos meses venideros la tónica dominante iban a ser los eventos multitudinarios, nada mejor que prepararse mentalmente con un recital de esos recogidos, para escuchar de verdad, algo que cada vez se estila menos.

Pensábamos que acudiríamos cuatro gatos a la bilbaína sala Santana 27, conscientes de lo complicadas que resultaban estas fechas en tierra de nadie, pero el piso superior acabó al final congregando a una multitud nada despreciable para los tiempos que corren. Los getxotarras McEnroe han sabido labrarse un grupo de fieles que por supuesto siguen a su alma mater allá donde toque, y en cuanto a su compañera a las tablas, tres cuartos de lo mismo, todavía recordamos su magnífico concierto en el Kafe Antzokia en la presentación del disco ‘Amadora’.

Ricardo Lezón
 

La sencillez que caracteriza a Ricardo Lezón seguramente posibilitó que se encargara de abrir la velada, sin ningún tipo de ego, aunque cualquiera que lea entrevistas o declaraciones suyas se dará cuenta de que su personalidad está alejada por completo de cualquier atisbo de darse la más mínima importancia. Por eso mismo es tan necesaria una propuesta intimista como la suya, surgida desde el corazón y ajena a cualquier tendencia mercantilista. Aquí cobra todo el sentido aquella frase que decía de que nunca ha vivido de la música, pero esta sí que le ha ayudado a vivir.

Recientemente había sacado el EP ‘Canciones mínimas’, por lo que no tardó en sonar “Colonia Roma”, el tema que abría este trabajo, y poco después “Tonino Guerra”, sobre un poeta italiano al que le “robó” un verso. Como ya anunció, también se acordaría de ‘Esperanza’, su álbum en solitario de 2017, así que ahí teníamos “Arena y romero”, una de las mejores piezas de dicho trabajo, realzada por los coros de su hija Jimena en la versión original.

Ricardo Lezón
 

Dijo Ricardo con su consabida humildad que las canciones que más ilusión hacían a la gente eran siempre las viejas, por lo que se decantó por recuperar “Por fin los ciervos”, del primer álbum conjunto junto a The New Raemon, una presencia recurrente en los repertorios las últimas veces que le hemos visto a él o a McEnroe.

Mantener la atención en un bolo acústico debería considerarse toda una proeza en los tiempos actuales, con móviles y tantas distracciones de por medio, pero así fue esta actuación intensa del líder de McEnroe que terminó con la versión de Bob Dylan “Me enamoré de ti”. Piel de gallina, una vez más.

Tulsa
 

Que el disco ‘Amadora’ ha marcado un antes y después en la carrera de Tulsa no solo lo certificaba su Premio Nacional de las Músicas Actuales, sino también la presencia que se ha ganado en su repertorio esta suerte de disco conceptual. De esta forma, comenzó reivindicando su última obra con “Una parte de mí” o “No quiero hacer historia”, con mención expresa para ese “Joaquín” que para los fieles ya es todo un personaje más asociado a sus shows.

Miren se sentó al piano para una interpretación deslumbrante de “Cuando venga el león pálido”, y ya que regresaba a tierras vascas, cobraba todo el sentido del mundo rescatar “Matxitxako”. Pero la historia de Amadora tampoco podía caer fácilmente en el olvido, por lo que volvió a contar aquella historia de cuando se enamora de su psicólogo que relata en “¿Amor o transferencia?”. Si interpretara las canciones en idéntico orden al del disco, nadie se quejaría.

Tulsa
 

Echó la vista atrás con esa especie de manifiesto musical llamado “Autorretrato”, que incluía frases tan certeras como “No creo en los festivales ni en los fuegos artificiales”. Y en esa especie de terapia con público no podría faltar “Bilbao”, sobre esa ciudad cambiante que le “expulsaba”, en sus propias palabras.

Clave también en su trayectoria resultaban “Los amantes del puente” o “Centauros”, con un espontáneo que recordó que de pequeño solía escribir en cuadernos de anillas con ese nombre, a lo que respondió la cantautora diciendo que ella le daría otro enfoque. 

Tulsa
 

Y para la recta final reservó el aire solemne de “Santamártir”, “Yo no soy Penélope” y ese “Melocotón” que introdujo con las palabras: “Chica, tampoco te lo pienses tanto, coge el puto melocotón, que son todos más o menos iguales”. Como broche de oro, salieron Miren y Ricardo para interpretar juntos “El bosque”, si no nos equivocamos, una pieza que constataba la espectacular química y complicidad entre los dos grandes protagonistas de la noche.

Que nunca se pierdan este tipo de iniciativas que surgen cuando se presenta la ocasión y apelan directamente al corazón de los melómanos, con independencia de la coyuntura más o menos propicia circundante. Hay muchas cosas que no dependen de las leyes del mercado, esas son sin duda las que merece la pena preservar. Como este necesario oasis antes de los festivales. 

martes, 10 de junio de 2025

RICARDO LEZÓN (MC ENROE) PRESENTARÁ EN BILBAO SU ÚLTIMO TRABAJO ‘CANCIONES MÍNIMAS’ JUNTO A TULSA

 


Hay coaliciones artísticas que casi están destinadas a producirse tarde o temprano. Tal es el caso del getxotarra Ricardo Lezón (Mc Enroe), que presentará en Bilbao su último trabajo ‘Canciones mínimas’ en la sala Santana 27 el próximo jueves 12 de junio acompañado de una cantautora tan especial como Tulsa, nombre bajo el que se esconde Miren Iza.

Toda una dupla que apelará al minimalismo y a las emociones en carne viva en un formato acústico sosegado, lo más ideal para afrontar con la máxima paz mental y espiritual la temporada de festivales veraniegos que arrancará en pocos días. Lejos del mundanal ruido, el líder de McEnroe abrirá la velada y luego le seguirá Tulsa, galardonada con el Premio Nacional de las Músicas Actuales 2024, que en su última visita al bilbaíno Kafe Antzokia dejó a la mayoría del público anonadado en la presentación del disco ‘Amadora’.

 


Como ya hemos dicho, en el caso de la voz y guitarra de McEnroe, el repertorio estará conformado por cortes de su último EP ‘Canciones mínimas’, pero también habrá espacio para algunas composiciones de ‘Esperanza’, su disco en solitario de 2017.


 

Respecto a Tulsa, tras el laureado álbum ‘Amadora’, la hemos visto colaborando con artistas contemporáneos como Repion en “Vienen de pasárselo bien” o también con Estrella Fugaz, proyecto de Lucas Bolaño que se mueve entre el folclore y la electrónica, en “Una casa espacial dibujada en un A4”, todo un arriesgado experimento con base de dub y dos voces que nos invitan a zambullirnos de inmediato en su inquietante atmósfera.

Recordamos los detalles del evento:

Fecha: 12 Junio 2025

Sala Blue (Santana 27)

Apertura: 20:00 h.

Concierto: 20:30 h.

Anticipada: 12€ (+ gastos gestión) Entradas aquí.

Taquilla: 15€

Más información en este enlace.

miércoles, 7 de mayo de 2025

BLACKSTARS: UN DAVID BOWIE PARA TODOS LOS PÚBLICOS

 

Kafe Antzokia, Bilbao

 

Los tributos deberían estar justificados cuando existe la clara incapacidad de ver a un artista, ya sea por fallecimiento, porque se ha retirado de las giras o por cualquier otra razón que lo aleje de los escenarios. ¿Deberían caer para siempre en el olvido las canciones de Ramones, The Doors y tantos otros que escribieron gloriosas páginas en la historia de la música? Pues no, está bien que se recuerde aquello que hicieron de manera notable durante su temporada en la tierra. Es la forma de hacer que siempre estén vivos en nuestra memoria.

 

 

El camaleón David Bowie dejó sin duda un legado espectacular en el planeta, con una prolífica discografía de casi una treintena de obras de estudio en las que tocó la mayoría de los palos existentes en la música contemporánea, desde el glam rock o la psicodelia de sus comienzos hasta el rock alternativo, industrial, electrónica, e incluso coqueteos con el jazz. Si a veces se afirma que adentrarse en ciertos artistas es un mundo, en el caso que nos ocupa quizás ese término hasta se nos quede corto y haya que recurrir al de universo.

Una personalidad tan poliédrica y con tantas facetas como la de Bowie probablemente favorezca diferentes interpretaciones, como la que realizan los gallegos Blackstars en su espectáculo de homenaje al hombre de las estrellas de cerca de dos horas. Uno podrá estar de acuerdo o no con su visión, pues al igual que un libro suele provocar diferentes impresiones en sus lectores, lo mismo podría aplicarse al descomunal catálogo del Duque Blanco.

 

Ya de entrada, su bolo en el Kafe Antzokia bilbaíno contó con un evidente respaldo del público y los propios músicos subrayaron en varias ocasiones el cariño que se le tenía al artista por el norte. Un icono cultural que hoy en día ya parece de otro mundo pretérito, aunque se podían ver a unos cuantos jóvenes en el evento, prueba de que su talento traspasó generaciones hasta llegar a la actualidad.

Con una banda considerable que incluía hasta percusionista, saxofonista o corista, apelaron en un comienzo a los seguidores más familiarizados con la obra de Bowie con “Lazarus” y “Stay”, pieza del álbum experimental ‘Station to Station’ que podría valer para distinguir al forofo del mero aficionado ocasional. El vocalista ya advirtió en el comienzo que no debíamos esperar “grandes disfraces”, pues la noche no iba en esa onda, aparte de que replicar la clase y el inimitable aspecto visual del Duque Blanco iba a ser tarea imposible.

 

“Changes”, de su primera época, era un corte imprescindible para fans, y algo más sibarita se tornó “Reality”, que no estaba mal, pero en ese álbum brillaba con bastante más fulgor “New Killer Star”, aunque no dejaba de ser una cuestión de gustos.

La velada se tornó exigente a nivel artístico con el hit “Absolute Beginners”, donde el vocalista demostró su sobrada competencia a la hora de recrear los tonos de Bowie, o mejor dicho, el tono más característico de Bowie, el que todos tienen en la cabeza. No olvidemos que en realidad el rango vocal del hombre de las estrellas no podía encasillarse en un patrón determinado, era más bien un camaleón, en un tema podría ser Elvis y en otro un cantante crooner en plan Frank Sinatra. 

 

“Young Americans” era otra pieza que exigía una interpretación de altura y a buen seguro que lo lograron sin olvidarse de aquella referencia que metía Bowie de “A Day In The Life” de The Beatles. “China Girl” sirvió a modo de testimonio de aquella tan salvaje como inspiradora estancia berlinesa junto a Iggy Pop, una canción que grabaron tanto Pop como el creador de ‘Ziggy Stardust’ cada uno a su manera.

“Fashion” nos sobró por completo, nunca le pillamos demasiado el punto, pero no tardaron en ganarse de nuevo a los verdaderos fans con “Slow Burn”, inmenso corte de un trabajo tan minusvalorado como ‘Heathen’. Era una canción olvidada que merecía recuperarse. “Moonage Daydream” se antojaba de las fundamentales en cualquier tributo a Bowie, aunque el halo de rock progresivo que le insuflaron al final tampoco nos convenció en exceso.

 

Tras una breve pausa, regresaron a las tablas solo el cantante y el pianista para una piedra angular como “Life on Mars?”, que no se la curraron mal, y luego una inapelable “Rebel Rebel”, que la peña empezó a cantar ya antes de que comenzara. “Blue Jean” seguía escorando la velada hacia el pop, pese a que supuso una oportunidad de lucimiento para el saxofonista, y lo que sí que no nos convenció fue “Under Pressure”, que en verdad era más de Queen que de Bowie, con la corista replicando las partes de Freddie Mercury, algo que se le quedó algo grande, pues estamos hablando de una de las mejores voces de la historia de la música. Cualquiera no podría acometer semejante empresa.

“Ziggy Stardust” debía estar en el repertorio sí o sí, del mismo modo que “Let’s Dance”, pese a que echáramos de menos la guitarra de Stevie Ray Vaughan de la pieza original. “Starman” marcó la despedida, con un grato sabor de boca, pues no se podrían poner pegas a tamaño éxito. 

 

Los bises no defraudaron en cuanto a repertorio con la futurista “Space Oddity”, el emblema de la new wave “Modern Love”, donde volvimos a sentir la falta de Vaughan a las seis cuerdas, y un “Heroes” que ha pasado a convertirse en un himno sobre la caída del Muro de Berlín o el hermanamiento entre diferentes culturas.

Pese a que hubo algunos detalles para los acérrimos, hubiéramos preferido un espectáculo más arriesgado en la selección de temas y no tan pop, pues la presencia de material de los comienzos fue casi testimonial. ¿Cómo podían olvidarse de “Suffragette City”, “Five Years” y otros temas que todavía nos ponen la piel como escarpias? Era un David Bowie para todos los públicos, quizás nuestras peticiones pertenecían ya al nivel avanzado. Un C1 o así.