lunes, 2 de noviembre de 2015

SGM FEST: LO VERDADERO ANTISISTEMA



Sala We Rock, Madrid

Hay muchas maneras de desafiar el orden establecido más allá de acciones estériles como quemar un banco o cualquier utensilio de mobiliario urbano. Dejar de salir de noche o renunciar a las redes sociales supone hoy en día un auténtico revulsivo que convulsiona a los bienpensantes y atrae la atención en miles de kilómetros a la redonda. Prender fuego a esa constante necesidad de resultar simpático y agradable que convierte a las citas o eventos en meras obras de teatro en las que cada cual interpreta su papel sin salirse del guión.

Pero quedan todavía cruzados de la contemporaneidad que se juegan los cuartos literalmente por ofrecer una propuesta cultural de calidad, es una cuestión de principios al margen de cualquier rédito económico, pese a que las ganancias espirituales sean inmensas. Ese es el caso del SGM Fest, que desde hace unos añitos lleva poniendo el broche de oro a los actos de la Semana Gótica de Madrid, todo un acontecimiento único en la capital que aúna literatura, música, moda, teatro, ciencia y hasta un congreso académico con la búsqueda de luz en la oscuridad como leitmotiv.

Switchblade Switch, de Grooving In Green.
 Tal vez tuviera que ver con el hecho de que ese mismo día coincidieran bolos importantes como el de Peter Hook recreando clásicos impepinables de Joy Division y New Order, pero lo cierto es que menos de un centenar de personas secundaron una propuesta original que bebe directa del puro underground y no de efímeras modas del momento. Debería haber sido peregrinación obligatoria para aquellos interesados en conocer la esencia del rollo gótico al margen de vampiros y demás postureos.

Ya habíamos catado en su pasada gira peninsular a los australianos Ascetic, y aunque al final del bolo muchos se quejaron de su sonido embarullado escuela Swans, nos dejaron tan gratas sensaciones como la primera vez que les vimos. Es evidente que chaladuras similares a las de Michael Gira no son ni por asomo para todos los públicos, pero un servidor disfrutó de veras del ruido blanco, los intencionados acoples, los ritmos desconcertantes a lo PIL o ese bajo retumbante deudor de Joy Division. Sigue siendo todo un gustazo escuchar en las distancias cortas su himno que bordea el spoken word “I Burn”. Ganas de arder de nuevo.

Ascetic, incomprendidos por su sonido.
 Hay algunas bebidas que destacan por encima de marcas blancas y demás por su inequívoco sabor peculiar, algo parecido pasaría con el gothic rock de las Islas Británicas de Grooving In Green, que aparte de legar el mejor recital de la noche, contaron a las baquetas con el ilustre hombre orquesta Simon Rippin, con una dilatada trayectoria en combos indispensables del rollo como la encarnación industrial Nefilim o The Eden House. Una lástima que por problemas familiares no pudiera unirse a la fiesta Stephen Carey, otro histórico vinculado a This Burning Effigy o NFD.

Con semejantes mimbres, acompañados además de la guapísima bajista Switchblade Switch y un voceras calcado al pequeño Nicolás que se hace llamar General Megatron Bison, marcaron de un plumazo las coordenadas con “Strangehold”, tratado indispensable de ortodoxia goth rockera. Derrochaban tanta clase como The Mission y los visitantes griegos del respetable gritaban presa de la emoción “¡Only true goth!”. Si en estudio tal vez pasan más desapercibidos, en directo se crecen y se subraya la vertiente eléctrica. Apoteósico el final con Tron lanzando el micro al suelo mientras se aceleraban los riffs. Algo único.

Grooving In Green, de los triunfadores del festival.
Lo cierto es que todavía no hemos acabado de pillar el punto a los italianos Christine Plays Viola, pese a que gocen de un amplio reconocimiento dentro del mundillo. Pero disponen a las tablas de un activo importante encarnado en la figura de su coloso cantante Massimo Ciampani, inmenso en su sobriedad y otorgando la dignidad requerida a piezas del calibre de “Slaughter Of The Sun” o las ambas partes de “The Stars Can’t Frighten”, que abordan el recurrente tema del amor desde el enamoramiento inicial hasta la inevitable ruptura y posteriores remordimientos.

Sonaron muy compactos y aunaron en un solo bolo los elementos indispensables en el gothic rock, esto es, guitarras potentes y atmósferas evocadoras, aparte de una batería incisiva que a veces se tornaba tribal. Con directos de semejante categoría su trayectoria únicamente puede ser ascendente.

Christine Plays Viola.
 Otros con los que repetíamos eran los italianos Horror Vacui, la cota siniestra de la jornada y que volvieron a epatar con su rollo auténtico hasta la médula. Parecen sacados de una casa okupa y su actitud nihilista de escupir al suelo y demás se antoja en el foro tan rara como un perro verde, donde los punkis deben ser una especie en extinción, puesto que jamás vimos ninguno en conciertos o andando por la calle.

Representantes del ala ortodoxa a lo Lords Of The New Church, da igual que vayan a piñón fijo, basta escuchar “The Fall Of The Empire” o “In Darkness You Will Feel Alright” para darse cuenta de que estamos ante una reliquia procedente de otra época, como si les hubieran metido en una urna inmunes al efecto del tiempo desde finales de los setenta. Letras sobre chutes en vena, botas militares, crestas, chupas de cuero y una actitud incendiaria que relega a otras propuestas a meros juegos florales. Si hubieran tocado en Bilbao, habrían congregado a buen seguro a una punkarrada impresionante. 

Horror Vacui.
 VODEVIL Y POSO OCULTISTA
Con el doble o triple de asistentes que en la jornada anterior, aunque sin que aquello llegara tampoco a ninguna cifra para tirar cohetes, los jovenzuelos Ash Code nos engatusaron de primeras con sus temas hipnóticos tipo “Oblivion” o “Crucified”  a caballo entre el post punk, la electrónica minimalista y un leve deje cold wave franchute, en resumidas cuentas, lo que se lleva ahora en el rollo oscuro más allá de los Pirineos.

Fundieron tradición y modernidad al acordarse a su manera del “I Can’t Escape Myself” de los pioneros The Sound y cuando el voceras se puso capucha podríamos habernos teletransportado a un bolo de Crystal Castles. Muy prometedores, otro de esos grupos talentosos que si se acercan por estos lares es ya para darse con un canto en los dientes. 

Los jovenzuelos Ash Code.
 Y no digamos tener la oportunidad de degustar a los portugueses NU:N, una de las aportaciones más interesantes del gothic rock en los últimos años. Pese a que en un primer momento asustaron por un exceso de pregrabados que llegó a recordar a Pretentious Moi?, su carismático vocalista con pinta de Robert Smith enseguida conectó con los asistentes al entonar como un profeta y elevar la voz con la dignidad de un Andrew Eldritch o Carl McCoy.

Había materia prima de sobra para sacar jugo, caso de “In April of 1984” o “Under Your Stars Above”, piezas de esas que provocan verdaderas convulsiones por dentro, aparte del hecho de que fueron quizás los que mejor conectaron con la peña de todo el festival, pues a los pocos minutos de salir a escena ya se empezaron a escuchar palmas. Las bases pregrabadas lastraban algo de espontaneidad a su concurso y probablemente con un batería humano habrían ganado enteros, pero la arrolladora personalidad de su cantante compensaba esas pequeñas deficiencias, que tampoco se notaban mucho, si nos poníamos exquisitos.

NU:N, lo mejor del segundo día.
 La guinda a un recital de bandera llegó con una insólita versión del “Revenge” de Ministry, temazo de la primeriza y repudiada época synth pop de Al Jourgensen y compañía, al que otorgaron mayor contundencia y ampulosidad. Por momentos así ya merecía la pena esta peregrinación anual que debería ser tan reconocida allende nuestras fronteras como el Camino de Santiago.

A los alemanes Aeon Sable por actitud los vincularíamos más con el gothic doom de My Dying Bride o Draconian que con el gothic rock ortodoxo, por mucho poso ocultista con el que adornen su propuesta. Otro de esas bandas que en estudio tampoco nos quitaron nunca el sueño, pero que a pocos metros consiguen un curioso efecto con sus atmósferas recargadas y el aire mesiánico de su voceras Nino Sable, aunque sus movimientos con las manos podrían llegar a resultar irritantes.
Los ocultistas Aeon Sable.
 Eran danzas para bailar puesto de peyote, por lo que había que pillarlos con ganas, lo cual tampoco se antojaba demasiado complicado con su relativo hit “Dancefloor Satellite”. Otra predisposición mental exigía ya “Secret Flower”, con su aire reposado y astral a lo Garden Of Delight, si uno tenía el día místico no tardaba demasiado en sumergirse en su ceremonial.

El peculiar vodevil de Frank The Baptist goza de una amplia devoción dentro del movimiento gótico, aunque lo suyo está más cercano al rock alternativo a lo Poets Of The Fall que a otra cosa. Han editado este año un reseñable álbum titulado ‘As The Camp Burns’, del que acusaron recibo en su actuación del SGM Fest con “Diogenese Travels” o “Ashes Ashes”.

El vodevil de Frank The Baptist.
 Y hay que reconocer que este tipo vinculado a otras historias como Dirty Weather Project o Telegram Frank tenía cierto carisma con su sempiterno sombrero de copa. Este afincado en Berlín se ha rodeado además de una banda que va en la línea de su arrolladora personalidad, caso de ese guitarra andrógino que parecía sacado de London After Midnight o un elegante bajista con camisa blanca y chaleco al que le faltaba un monóculo para completar el toque de distinción.

Los fieles debieron disfrutar de lo lindo, aunque personalmente no nos entusiasmara en exceso su dramatismo y rollo circense. Destacaríamos empero como lo mejor del recital “Falling Stars” y “Forever Yes”, de su insigne material reciente. Eso sí, imperdonable a todas luces que no tocaran su clásico “Scars Forever”. Una herida sangrante.

Y así se daba por finalizado este oasis cultural que merecería perpetuarse en el tiempo al margen de los grupillos o corrientes que estén de moda en el momento. Esto es en realidad lo verdadero antisistema, ir contracorriente y ni siquiera girarse a dar la vuelta, un sonoro puñetazo en la mesa que sacuda conciencias. El espíritu de una comuna.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA


3 comentarios:

  1. Am glad you liked Grooving In Green however would like to ask you why no mention of the guitarist Pete Finnemore. What I find most offensive is the fact you make a special mention to someone not there, yet someone who came over no mention at all. And there is no excuse as I am in one of the pictures.
    Yours
    Pete Finnemore (Grooving In Green guitarist and founder member)

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  2. Hi Pete!
    I'm sorry if you found offensive not to mention everyone in the band, but I didn't want to extend too much upon every member of every band, that's why I only mentioned some of them, not only in Grooving In Green, but in other bands as well. However, I appreciate your reasonable remark.
    Thanks.
    Alfredo

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  3. Thank you for the response, but what you need to remember is I wrote all the tunes and set up the band. Until new stuff is written we are still playing tunes written 3 - 5 years ago. They have been re worked but are essentially the same songs. I think making mention of someone who was not there is the issue. Why mention that as had nothing to do with the performance on the stage. If as you say you chose to mention some members not all.

    I do not have an ego and I don't care about personal praise, but I have been in this band since 2008 longer than Tron even. The hard work and personal finance I have put in to the band has been immense. It feels like a real kick in the teeth.

    The thing is when the music is guitar based not to acknowledge the guitars is somewhat bizarre.

    Pete



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