Kafe Antzokia, Bilbao
Hay teclas infalibles para conectar con la audiencia. La
nostalgia es una de ellas, quizás la más potente. Un sentimiento que lo mismo
puede aplicarse para rememorar viejos amores de juventud que para sorprenderse
por el paso del tiempo y lo mucho que hemos cambiado. ¿Por qué han desaparecido
míticas tiendas que parecían inmortales? ¿Qué fue de aquellos amigos con los
que empezamos a escuchar los primeros discos? ¿Existe farra más allá de los
treinta?
Todos esos dilemas existenciales tratan los Bonzos en su
último trabajo ‘Misión Suicida’, la confirmación en menos de un año de que la
banda getxotarra ha vuelto para quedarse tras un parón de dos décadas, que se
dice pronto. Y si con ‘Hagamos América punk otra vez’ pusieron el listón por
las nubes al facturar piezas que son ya himnos en directo como “Lluvia, hierro
y rock n’ roll”, su nuevo trabajo no desmerece en absoluto en calidad
compositiva, a pesar de que quizás hayan aminorado un poco el ritmo. Pero la
esencia Ramones ahí permanece, en consonancia con otros que ya transitaron el
camino antes que ellos como Los Vegetales y otros que se unieron más tarde como
Airbag o F.A.N.T.A. Una gran familia feliz.
Nada mejor que aprovechar una única cita para presentar
disco y a la vez inaugurar la nueva temporada del exitoso ciclo Izar &
Star, que en esta novena edición incluirá homenajes a la psicodelia de los
sesenta o al coloso del soul Marvin Gaye. Quizás porque todavía en esas fechas
muchos seguían de vacaciones, lo cierto es que tampoco se concentraron las
multitudes que merecería tan magna ocasión, pero por lo menos se congregó la
afluencia necesaria para montar gresca.
Con una primera parte dedicada a Los Clavos, legendario
combo que dinamitó la escena getxotarra alternativa a principios de los noventa
y que desde 1995 nunca se había vuelto a juntar, los actuales Bonzos afrontaron un repertorio
vigoroso que ha resistido sin problemas el paso del tiempo. “She Could Tell”
marcó los enérgicos parámetros de la velada, pero había una sima insondable
entre artistas y público, así que el líder Juancar Parlange tuvo que pedir a la
peña que se acercara porque “una gran
noche no empieza con una ensalada y un buen concierto no empieza a dos metros
del escenario”.
Sin pausa alguna apretaron con un “Revolution” que destilaba
agallas nórdicas a lo Turbonegro y no menos incisiva resultó “Wrong Way”,
cantada por el bajista en plan punk. La cara amable vía el power pop de The
Rubinoos se alcanzó con “Just Another Day” antes de insuflar abrasión en la
versión de Hüsker Dü “Turn On The News”. Y como nexo de unión entre ambos
mundos, o más bien diferentes etapas de una misma banda, hizo Martín de
Capsula, productor de los dos discos de Bonzos, que se marcó con ellos el “What
Goes On” de The Velvet Underground para finiquitar con solvencia la primera
parte del show.
Tras un breve parón regresaron ya para la puesta de largo de
‘Misión Suicida’ con “Situaciones”, adaptación en castellano de Slaughter &
The Dogs, y “El expreso de Badajoz”, que ya habían avanzado previamente en
bolos anteriores. Sin desviarse en absoluto del orden que puede escucharse en
estudio, enfilaron con la tralla ramoniana de saltar lágrimas de “Tú y yo” y el
vocalista Juancar no dudó en recomendar la peli de Milos Forman y el libro de
Ken Kesey ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’, protagonista precisamente de
su pieza “El nido del cuco”. Y no podía faltar el homenaje que tributan a
Antonio Vega en “Alta tensión” de Nacha Pop, “uno de los mejores discos de la historia”, sentenció Parlange.
El legado de Joey Ramone y compañía sobresalió de nuevo en
“Cementerio indio”, donde bordaron los coros. Y recuperaron la mirada
nostálgica hacia aquellos lugares que ya no existen en “Esta ciudad ha muerto”
o la zona que les vio nacer en “Punta Galea”, una suerte de “Rockaway Beach”
local donde rememoran la figura del mítico acantilado de Getxo así como el
ambiente del Puerto Viejo de Algorta, algo que removería las entrañas de
cualquiera criado por esos parajes.
La declaración de principios “Hombre Bala”, aparte de para
dar título a su último disco, sirvió para insuflar más calor todavía en una
velada a machamartillo, con el único receso antes mencionado, que entró como un
tiro y confirmó que la banda actual anda más que bien engrasada. No bajaron un
ápice de emoción con las inevitables tonadillas playeras tipo “As del surf” o
“Tas Pappas”, “el único skater que
importa”, todo un retrato de la rocambolesca vida de un astro australiano
de este deporte.
Y una vez terminado el repaso a su material reciente, se
acordaron del lanzamiento con el que regresaron a los escenarios en “Te cuidaré
más que a mis ojos” y “Bonzo Girl”, que se pueden considerar ya auténticos
himnos, al igual que “Narco punk”, otro trallazo apabullante cargado de
referencias culturales al rollo. Y “Lluvia, hierro y rock n’ roll” evocó tanto
los tiempos del rock radikal vasco que alguno hasta gritó: “¡Me cago en Dios!”, a lo que Juancar respondió: “¡Como Willy!”.
Quedaba munición sentimental todavía con “Nueva York” antes
de que irrumpiera otra vez Martín Capsula para arrancarse con un “Quise ser
Gardel” niquelado por su acento argentino. Echamos de menos la preciosidad
“Crush On You” y su inefable aire al “I Wanna Be Your Boyfriend” de Ramones, pero
era indiscutible que aquello se había tornado todo un festival de temazos. Una
sesión inapelable que pasó como un suspiro y que seguramente se convirtió en la
mejor vez que les habíamos visto. Su cancionero se ha engrandecido sobremanera.
Ya lo dicen en “Hombre bala”, el rock n’ roll es su vida.
TEXTO: ALFREDO
VILLAESCUSA
FOTOS: MARINA ROUAN
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