martes, 27 de agosto de 2019

RAT-ZINGER + THE GUILTY BRIGADE: REVENTANDO OÍDOS


Ipar Haizea, Bilbao

Hay tradiciones que no se encuentran escritas en ningún sitio, pero que no hace falta corroborar para darse cuenta de su plena vigencia. Lejos de los programas oficiales de fiestas confeccionados seguramente por gente que lleva sin estar en un concierto desde el pleistoceno, hay vida más allá en diversos garitos que organizan actuaciones a un nivel bastante superior al de los petardos que atruenan en Abandoibarra o los dinosaurios que pueblan otros recintos. Y al igual que no existe una única manera de ver un asunto, tampoco tenemos una forma exclusiva de disfrutar de la Semana Grande bilbaína. Casi puede haber tantas como personas.

Una opción muy recomendable era el sarao montado en Ipar Haizea, el local antaño asaltado por antidisturbios, con Rat-Zinger, The Guilty Brigade y 1323, unos alemanes incorporados a última hora desde Hamburgo. Ya se sabe que la presencia de los hijos bastardos del Papa de Roma debía materializarse de algún modo durante los festejos, y si en el pasado adquirieron masa corpórea en lugares insospechados casi de incógnito, en esta ocasión prefirieron mostrarse en plenitud, rodearse de discípulos aventajados y convertir aquello en un evento indispensable para criaturas con dos dedos de frente.


Bajo el calor sofocante del recinto se batieron el cobre en un primer lugar los germanos 1323, punk de resabios hardcoretas con cantante y batera dicharachero que traducía los títulos de las canciones y nos iba explicando de qué trataban sus temas. El uso del alemán les daba un punto exótico y por sus letras se podía llegar a la conclusión de que sus preocupaciones no eran en absoluto diferentes a las de cualquier autóctono. Quizás por eso el líder elogió a la gente “activa, que hace algo”. Un último guiño a la militancia. Como entremés cumplieron.

Llamar teloneros a The Guilty Brigade es de una injusticia total, sobre todo si tenemos en cuenta la relevancia que han conseguido en los últimos tiempos y la solidez absoluta de sus trabajos de estudio. Algo que queda de sobra constatado en las distancias cortas con himnos para gritar a pulmón del calibre de “Niños Dinamita” o “Como el hierro”, aparte de su más que solvente revisión del “All My Friends Are Dead” de Turbonegro, que llevan a su terreno al dedicarla a los que mató “el puto Estado”. Y encima invitaron a las tablas a Podri de Rat-Zinger en “Animal”, que fue quizás de lo mejor de un bolo trepidante sin respiro que valga. Son tan grandes que ya no necesitan acompañantes para brillar como se merecen. Enormes. 

The Guilty Brigade rompiendo la pana.
 Hace no demasiados meses acudimos al vermut para hijos de perra que montaron Rat-Zinger y pudimos certificar que en la actualidad viven un momento glorioso en lo que respecta a sus actuaciones en directo, un broche de oro de cara a la celebración de su décimo aniversario prevista para los próximos meses. Una de las causas de esta fortaleza reside sin duda en su último lanzamiento hasta la fecha, ‘Santa Calavera’, un compendio de canciones que parecen pensadas para ser interpretadas a pocos metros de la peña. Basta escuchar ese inicio demoledor con el corte homónimo “Santa Calavera” para que se vuele hasta la peluca.

La nihilista “No hay mañana” no tarda en tomar el relevo y “Uno de los nuestros” ya se corea con el fervor de un auténtico clásico, pese a que tampoco tenga tanto tiempo. Más solera posee “Apártate”, que continúa siendo todo un himno para yonkis y descarriados, y “Ya no quedan días de gloria” aspira a convertirse en una de las fijas en repertorios futuros. La tralla que mete Xabi a la batería funciona a modo de chupito que pone a tono de inmediato. ¡Otra ronda, por favor!


La oleada de agresiones sexuales que se han producido en meses recientes justifica el grito de Podri de “¡Muerte al violador!”, aunque eso ya lo hicieran antes de la alarma social. La irreverente “Narkosanto” sigue marcando la impronta de la velada, esto es, a degüello sin contemplaciones hasta el último aliento. Lo han dicho en repetidas ocasiones y vuelven a recordar al personal que como mejor funcionan es “bajo presión”, con el aliento de los fans casi en el cogote. Y la verdad es que entre el calor sofocante y el altísimo volumen aquello se asemejaba a una olla que podría explotar en cualquier momento, no se desperdiciaría el producto cocinado a fuego lento en su interior. Y la deflagración únicamente sucedería en nuestros oídos.

Y si el vocalista Podri salió durante el bolo de The Guilty Brigade, el cantante de estos les devolvió el favor en “No habrá piedad para nadie”. Ni un respiro se contemplaba con “Dicen que soy” o en un “Únete al terror” con coros épicos. Como hemos dicho anteriormente, la última vez que estuvimos en este sitio entraron antidisturbios en un despliegue descomunal sin precedentes que ni de lejos justificaba la intención esgrimida de “controlar el aforo”. Eso precisamente recordó Podri, así como que “robaron” el dinero de la venta de entradas, merchandising y demás. Y ni un recibo ni nada de la incautación, oiga.


“Amén” ralentizó un poco el tiempo, la única licencia que se permitieron, antes de que volvieran a pisar a fondo el acelerador con “Larga vida al infierno” en el que varios seguidores enarbolaron bufandas y banderas del grupo. Y Titus de Radikal Hardcore también ejerció de invitado en “L.e.y.”, otra de las imprescindibles en directo. El poso siniestro de “Tu pasajero” precedió a los consabidos “Rock N’ Roll para hijos de perra” y “¿Tenéis Speed?” sin los cuales no se entiende un recital de Rat-Zinger.

Todo un acierto que hayan dejado para la parte final “Indestructibles”, cuya presencia debería ser obligada a partir de ahora en cualquier bolo suyo por esa letra para corear a pulmón de principio a fin. Y Podri mandó levantar “las cacharras” en “9mm” antes de soltar la habitual bendición a la congregación de “hacer lo que les salga de los ovarios”. La paz sea con vosotros, hermanos.

Otra descarga antológica en su historial que convierte en insensato a todo aquel que no les haya catado todavía en esta buena racha que llevan. Por fortuna, en el supuesto de que exista algún alma arrepentida viviendo en pecado, el 16 de noviembre volverán a asaltar el escenario del Kafe Antzokia en el marco de su décimo aniversario. Y reventarán oídos una vez más. Ese pitido que te acompaña durante varios días es garantía de calidad.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA



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