Kafe Antzokia, Bilbao
Si no siguiéramos presos de ese aldeanismo atávico propio
del terruño, probablemente reconoceríamos que la escena indie vasca actual tiene un nivelazo bastante por encima que gran
parte de los rincones restantes del globo terráqueo. No es una exageración,
basta con echar un vistazo a la trayectoria reciente de bandas como Belako, que
parece que no existe ningún festival patrio en el que no hayan tocado, o Rural
Zombies, en plena progresión ascendente y que ya no les queda nada para pegar
el salto a recintos de mayor tamaño, aparte de ser también otra referencia
fundamental en eventos veraniegos al aire libre.
Con una evolución musical tan versátil como sus sucesivos
cambios de nombre, WAS surgieron allá por 2002 en el ambiente acomodado de
Getxo bajo la denominación de Standard y así permanecieron hasta 2008 cuando
pasaron a ser conocidos como We Are Standard debido a que ya existía un grupo
estadounidense llamado así. Ya apuntaron maneras desde la primera maqueta, por
lo que no tardaron en hacerse un hueco en el panorama gafapastil al aparecer en
el prestigioso programa ‘Los directos de Radio 3’ o el no menos importante
Festival de Benicàssim, meca absoluta de cualquier indie que se precie.
Deu y Cris de Belako mano a mano. |
Su nuevo lanzamiento ‘Gau Ama’ ha conseguido encaramarse a
los primeros lugares de las listas de lo mejor del 2016 de diversas
publicaciones del país y ha supuesto un nuevo salto mortal con tirabuzón al
fundir tradición y modernidad y demostrar que su abanico musical no conoce
límites al evocar lo mismo a New Order o Talking Heads que a luminarias del
dance punk contemporáneo como The Rapture o LCD Soundsystem. Quién lo iba a
decir en una tierra siempre tan atrasada culturalmente en este aspecto.
Dados semejantes mimbres no era de extrañar que el Kafe
Antzokia recibiera a los getxotarras como héroes locales con una sala
abarrotada plagada de chicas guapas, peña con camiseta metida por dentro y
algunos otros que se saludaban diciendo “All
Right”. Calentaron el ambiente unas púberes llamadas Mourn que tenían su gracia con sus vestidos de abuela moderna y que
se presentaron con un adorable candor de esos que daban ganas de achucharlas al
decir: “Hay mucha gente”. Molaba su
rollo alternativo a lo Sonic Youth o Hole hasta el punto de que a veces
parecían una versión femenina de Yellow Big Machine e incluso montaron un leve
pogo recatado y les pidieron bises. Muy decentes, a pesar de su timidez. A la
próxima, que dejen los miedos debajo de la cama.
Las púberes Mourn |
Al salir a un escenario hay que creérselo a tope y sentirse
el puto amo, un poco como hace Deu de WAS
que a veces hasta se permite provocar al respetable por su falta de movimiento
y soltar “Estáis tan apretados que no
podéis bailar” para añadir a continuación “¿Apretados de qué?”. Bajo una puesta en escena espectacular con
haces de luz y esa txalaparta adosada que sazonaba algunos temas, provocaron el
subidón con “I Like You As You Are” y “Electric Love” antes de que explosionara
su amplia paleta estilística en “The First Girl Who Got a Kiss Without a
Please”.
Hubo ecos de Suicide y también New Order a paladas, en
especial en “The Shine”, con Deu dándolo todo en las tablas, casi parecía que
estaba borracho, aunque un servidor opina que lo que en verdad le colocaba era
el directo en sí mismo. Y la peña recibía cada pieza de su nuevo disco como
auténticos himnos, prueba definitiva de su vocación de perdurar en el tiempo.
Si encima ya enlazan con el eterno “Heroes” de David Bowie, que Deu defendió
con una solvencia encomiable, mientras volaban papelitos plateados, pues
aquello puede ser el delirio. Muy finos anduvieron ahí al recordar al Duque
Blanco a escasos días del aniversario de su fallecimiento.
Otra sorpresa llegó de la mano de Cris de Belako, que
colabora en el álbum en “Until It Melts” y no se quiso perder la oportunidad de
repetir en las distancias cortas la magia que se destila en estudio. Fue sin
duda uno de los momentos clave de la velada, con un soberbio mano a mano vocal
en el que volvimos a pensar en New Order y en su época del ‘Get Ready’ o
‘Waiting for the Sirens’ Call’. Enorme.
“The Last Time”, con su ritmillo funk y evocaciones a
Depeche Mode, terminó de mover a los reticentes, si es que quedaba todavía
alguno a esas alturas del show. Era tan impresionante el ambiente de fiestón
absoluto que reinaba en la sala que descolocó a la mayoría cuando
desaparecieron de repente y los bises se exigieron a grito pelado.
No se hicieron de rogar, pero Deu espoleó al personal
diciendo “Volvemos a salir y ni aplaudís.
¿La confianza?”. Acto seguido dedicaron “The Good Ones” a “todos los que les gustan los Beatles” y
así certificar el inmenso bagaje musical que les caracteriza, se nota que han
escuchado muchos discos. Y no podría faltar “Irrintzi”, el tema bandera de ‘Gau
Ama’ que ejemplifica como pocos ese peculiar maridaje entre tradición y
modernidad, tan insólito como encontrarse a Peter Hook tomándose unos “txikitos” por el Casco Viejo.
Acabaron apelando a la hermandad y al puestazo colectivo en
“Can I Count On You”, donde Deu se lanzó en volandas a la muchedumbre y así ser
consecuente con la colisión de cuerpos sudorosos que propone la canción.
Grandioso. El epílogo perfecto.
Una apabullante rave rural repleta de toneladas de buen
rollo que te daban ganas de prolongar la farra hasta el amanecer. Espíritu
hedonista y ochentero a borbotones, merecen petar cualquier recinto que pisen.
Pura nostalgia por las pistas de baile.
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
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