Kafe Antzokia, Bilbao
El culto noctívago, aparte de una filosofía vital, debería
ser un género en sí mismo. No son pocos los ejemplos de bandas que rinden
pleitesía absoluta a la noche y que no podrían entenderse sino acompañadas en
cualquier tugurio lúgubre por un cigarrillo y una cerveza, un vino o algún otro
combinado alcohólico. Entre tanto auge del veganismo y demás modas
políticamente correctas hasta la náusea, nunca está de más reivindicar el
canalleo, el deambular incesante sin tener lugar para caerse muerto o el abuso
hedonista en todos los sentidos.
Surgidos en la antaño urbe gris e industrial de Bilbao
durante aquella eclosión punk de principios de los ochenta, Doctor Deseo no
tardaron en desmarcarse de las tendencias mayoritarias de la época y definirse
sin reparos como un grupo de pop, en el sentido amplio de la palabra, ese que
abarca las múltiples facetas de la llamada cultura popular y que en realidad
nada tiene que ver con la degeneración actual del término como sinónimo de
pieza comercial o de radiofórmula.
Han pasado ya casi tres décadas desde que iniciaran su
trayectoria, pero su espectacular tirón entre el público sigue siendo
inagotable, con dos fechas consecutivas de entradas agotadas en su casa, el Kafe
Antzoki bilbaíno. Y eso que estamos hablando de un grupo cuya presencia suele
ser prácticamente constante durante las mil y una fiestas veraniegas que
recorren la geografía vasca a partir del mes de junio.
Al margen de su excesivo predicamento en el vulgo, lo cierto
es que Doctor Deseo se lo montan muy
bien en escena, pues no recordamos haber salido nunca defraudados de algún bolo
suyo. A ello contribuye desde luego la descomunal presencia escénica de
Francis, con su lunar y sus labios pintados, su liga roja en el pantalón y ese
sombrero tan característico que incluso han adoptado algunos de sus seguidores,
como pudimos contemplar.
La excusa para el reencuentro se llamaba en esta ocasión
‘Igual y diferente…Una mirada distinta’, flamante CD/DVD de marcado carácter
cinematográfico con nuevas composiciones inspiradas en míticos filmes como
‘Blade Runner’ o ‘Amor a quemarropa’. Y de hecho comenzaron subrayando su
naturaleza sexual con la introducción susurrante del celebérrimo ‘Je t’aime…moi
non plus’ de Serge Gainsbourg con Jane Birkin antes de arremeter con el tema
homónimo y seguir a rajatabla el orden de su reciente lanzamiento con ‘El
placer de conspirar’ y ‘Buenos propósitos’.
Una de las principales novedades respecto a anteriores
ocasiones era la incorporación para los coros de la jovenzuela Maider
Legarreta, que otorga a las piezas un realce impresionante, algo que sobresalió
en especial en la colosal interpretación de “Igual e diferente”, ovacionada
como si realmente fuera un auténtico clásico. Y “Como lágrimas en la lluvia”
reúne asimismo los mimbres necesarios para perdurar en su repertorio, si uno
hace caso a los vítores del personal.
La angelical corista Maider Legarreta. |
Acabaron el repaso a las novedades con “Gustatzen
Zaigulako”, el tema euskaldun del disco, y siguieron en esa senda contemporánea
con la actualizada “Busco en tus labios”, que contó con una magistral
introducción de saxo a lo E Street Band y hasta volaron pétalos. Y Francis
demostró sus sobradas tablas paseándose entre la muchedumbre, subiendo al piso
de arriba y cantando a pleno pulmón a escasos metros de entregados fans ese
estribillo que dice “Pidiéndote que
arañes mi soledad”. Colosal.
Apelaron al humo y a la naturaleza noctívaga en la pretérita
“¡Tan cerca del cielo!” mientras el voceras desgajaba la boa de plumas que
envolvía al micro y su poso post punk asomó la cabeza en ese “¿Quién mueve las
cuerdas?” en la que se antojaba imposible no acordarse de los primeros Héroes
del Silencio. Al igual que en otras piezas con solera, llamaban la atención
ciertos nuevos arreglos que lavaban por completo la cara y proporcionaban
lustre modernete y frescura.
“A veces uno siente
vergüenza de ser europeo, quizás mereceríamos que nos vuelvan a conquistar los
bárbaros”, de esta guisa presentó Francis la tan vigente “Diez negritos”,
que dramatizó al extremo simulando ahorcarse con el cable del micro. Y tocaron
la fibra sensible con la estremecedora “Sigo temblando por ti”, con coros muy
logrados del guitarra Toro, y con “Soñar, desear y atreverse…”, entonada casi
al oído de alguna espectadora y con Francis cabizbajo y lanzando pétalos con
saña cual artista atormentado.
Nunca aguantamos la comercialoide “Corazón de tango”, pero
esta vez moló su épico comienzo al evocar el “Born To Run” de Springsteen.
Mucho más atractiva nos pareció “Desde el centro del huracán”, de su histórico
‘Fugitivos del paraíso’ que tampoco se suele prodigar demasiado en directo, del
mismo modo que “Has debido de llorar”, otra golosina para entendidos en su
trayectoria, aunque con arreglos diferentes a la versión en estudio, por
supuesto.
“Si queréis más,
pedid”, con una frase tan bíblica se despidieron por un intervalo de unos
diez minutos antes de regresar con la delicadeza de “Ahora que estás dormida”,
en la que sorprendió contemplar a Francis encaramado en el segundo piso.
“Sueños gastados” fue otro agradable guiño para los seguidores que aprecian
algo más aparte de su vertiente popera y “Abrázame” unificaría criterios con la
desgarradora interpretación de Francis sentado en un monitor y mirando hacia el
suelo. Pelos de punta.
El in crescendo discotequero
de “Loco”, con lluvia de pétalos blancos, cristalizó en la inesperada “Soy tu
robot”, de aquel ya lejano debut por el que les comparaban incluso con
Parálisis Permanente por sus letras morbosas y de trasfondo sexual. Y de ahí
tampoco existía demasiada distancia a su animada revisión del “Love Will Tear
Us Apart” de Joy Division, que la mayoría, por supuesto, ni reconoció.
La glorificación del travestismo “A mi pequeña María”
debería haber marcado el final, pero se vieron obligados a retornar con la
sosegada “¡Cuánto frío hace en Saturno!” y el derroche de bilbainismo “La chica
del batzoki”, en la que amagaron al saxo con la BSO de ‘Pulp Fiction’ y sonó
algo más aflamencada que en estudio. Y con la sede del PNV a escasos metros, si
se enteran…
Otro bolazo para enmarcar de esta ya legendaria banda, que
ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, renovar su repertorio sin traicionar
sus principios y mantener un nivel a las tablas que ya quisieran muchos combos
extranjeros. ¡Seguimos temblando por ellos!
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
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