Kafe Antzokia, Bilbao
Desde luego hay que tener mucha afición para pasarse el fin
de semana de conciertos, farra y demás, recorrer casi 400 kilómetros y acudir
esa misma noche a un concierto, habiendo dormido una media de cuatro horas los
dos últimos días. Pero sarna con gusto dicen que no pica y hay que aprovechar
esas oportunidades que vienen prácticamente caídas del cielo y que quizás no se
vuelvan a repetir en un futuro cercano.
Esos fueron los principales argumentos para repetir con los
psychobillies húngaros The Silver Shine en el piso superior del Antzoki, que ya
estuvieron por estos lares hará un par de años en el Crazy Horse y causaron tan
grata impresión que no dudamos lo más mínimo en reincidir, en especial en
cuanto nos acordamos de su tremenda versión del “Reach For The Sky” de Social
Distortion o de ese peculiar numerito acrobático en el que se suben encima del
contrabajo.
Los lunes son duros, y más todavía para determinados estilos
bastante minoritarios por esta zona, por lo que apenas se acercaron por allí
unas 20 personas, entre ellas alguna chica atigrada y unos pocos fieles
rockabillies. Probablemente si el bolo hubiera sido un sábado, la cosa habría
sido muy diferente, como en la anterior ocasión, en la que se montó un buen
jolgorio, según recordamos.
Pero The Silver Shine
ya demostraron en su otra visita su capacidad para enfervorizar al
personal, a pesar de que el ambiente sea lo más gélido imaginable. Sus armas
infalibles consisten en canciones con gancho ante las que resulta complicado
permanecer impasible y una descomunal actitud que les obliga a barrer de un
plumazo las artificiales barreras entre artistas y público. Unos profesionales
como la copa de un pino que mantienen idéntica intensidad ante ingentes
multitudes que ante cuatro gatos.
Apostaron fuerte de primeras con la novedad “Have Mercy On
Me”, el clásico en su trayectoria “Anyhow” y siguieron estirando la vida de su
disco de versiones ‘Vintage Punk Rock N’ Roll’ con el mítico “Mercedes Benz” de
Janis Joplin. Se alternaron a las voces con notable solvencia la carismática
contrabajista Krista Kat y el guitarrista Ati Edge, que estuvo también en ese
mismo recinto con su proyecto en solitario en mayo de 2015.
“Somewhere Far Away” los acercó todavía más a Social
Distortion, que parecen sus mentores fundamentales, y en “The Chased”
sobresalió la talla como vocalista de Krista, que es sin duda uno de sus
principales alicientes en directo. Llevaron con habilidad a su terreno el “Got
My Mojo Working” popularizado por Muddy Waters y “One Mile From Heaven” fue
otro elocuente testimonio de su reciente álbum ‘Hold Fast’.
Para romper la dinámica del bolo, que empezaba a acumular
cierta linealidad, Ati se paseó entre el reducido respetable y no dudó en
preguntar si a alguien le gustaba el punk rock, pero la peña andaba tan
aplatanada que no se escuchó por ahí ninguna respuesta. La verdad es que dicha
falta de entusiasmo al final dio igual, porque se arrancaron de todas formas
con el cañonazo “R.A.M.O.N.E.S.” en plan psychobilly que rinde tributo a una de
las bandas más grandes de la historia.
No puede faltar en sus conciertos “Angels To Some” de su
trabajo ‘Same Old Song’ de 2012, esa época en la que comenzaron a despegar con
una gira por Estados Unidos antes de concentrarse en el mercado balcánico,
donde gozan de bastantes seguidores y su presencia en festivales veraniegos
suele ser habitual. Intentaron que la gente cantara el estribillo, pero
resultaba demasiado complicado para un país en el que apenas se habla inglés
con propiedad, por lo que redujeron aquello a su mínima expresión, un tarareo.
Consiguieron levantar la velada en su último tramo con la instrumental
“Kamikaze Stomp”, en la que aprovecharon para poner posturitas, girar el
contrabajo cual peonza, y por supuesto, encaramarse encima del gigantesco instrumento,
una de sus señas de identidad en las distancias cortas. Y pocas cosas suscitan
tanto consenso como apelar al alcohol durante los bises en la apabullante “Somebody
Put Something In My Drink” de los Ramones, quizás su momento álgido.
Algo más trillado estaba el celebérrimo “Tainted Love” de
Gloria Jones que usaron para despedirse, versionado hasta la saciedad por mil y
un grupos de psychobilly, aunque eso tampoco quiere decir que se lo curraran
mal. Y se fueron sin tocar el “Reach For The Sky” de Social Distortion. Arghh.
Por lo menos lograron izar una cita endeble por la pobre
asistencia hasta niveles decentes y dejar buen regusto en el paladar a la
espera de una ocasión más propicia. No resultaron tan deslumbrantes como en su
visita al Crazy Horse, pero su estrella sigue brillando allá a lo lejos.
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
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