viernes, 19 de mayo de 2017

BURNING: UN BUEN FOLLÓN



Kafe Antzokia, Bilbao

Hay cosas que por muchas veces que las hayas experimentado siempre provocarán las mismas sensaciones. Eso de que la frecuencia hace la rutina se torna completamente falso en ciertos casos, por mucho agotamiento vital que uno acumule encima. Basta escuchar algunas melodías o letras para encerrarse en una burbuja espiritual donde no existe peña que raja como cotorras en los conciertos, la gente valora lo realmente importante y el postureo tanto físico como intelectual es un fenómeno que desconocemos.

Un mundo idílico que aunque parezca mentira recrean los madrileños Burning en ese realismo sucio que impregna sus canciones, por mucho que en ocasiones suelten verdades absolutas sobre el género femenino en temas como “Miéntelas”. No hay problema por muy mayúsculo que sea que no pueda arreglarse con un poquito de rock n’ roll.


Ya habían visitado la capital vizcaína hace escasos meses en el marco de esa gira que parece interminable para conmemorar los “cuarenta palos de los Burning”, como a ellos les gusta decir. Volvían al Kafe Antzokia, uno de sus escenarios predilectos, que casi es como su casa, y eso se notó en un respetable madurito entregado, quizás demasiado, de hecho, a alguna poco le faltó para invadir el escenario.

Por estar viendo a los garajeros The Fuzztones nos perdimos la actuación de los teloneros Desvariados, por lo que ya llegamos con el ambiente a punto, la sala repleta, aunque sin agobios, y además con espectáculo adicional de viejos rompiéndose y dándolo todo en esa noche que salían de fiesta. Pensábamos que el repertorio de Burning se asemejaría, al igual que en la ocasión precedente, a su último trabajo en directo, pero sorprendieron al decantarse de primeras por “Las chicas del Drugstore”, una inusual elección que sonó más rockera que en estudio y que introdujo de un plumazo uno de los asuntos más frecuentes en su cancionero. Ya sabéis cómo son.


La cadencia de “Bestia Azul” incitó a moverse a los abueletes y la ineludible “Jim Dinamita” tuvo un tinte profético cuando Johnny cantaba “no dudes en buscarme donde haya algún follón…” y en ese momento un señor en estado de embriaguez se caía encima de una mesa y tiraba todas las copas acumuladas que se encontraban allí. Se puede imaginar el estrépito que causó, con muchos ayudando a levantarse al pobre incauto. Ese era el auténtico Jim Dinamita, sin duda.

“Baila mientras puedas” era otra de las fundamentales en sus shows, así como “Jack Gasolina”, otra en la que se entonan a pleno pulmón salmos necesarios para moverse con dignidad por la vida. Cortes más recientes del tipo “Tú te lo llevas todo” ya se han incorporado con tanta naturalidad al directo que se reciben como himnos absolutos, prueba de ello es que volvió a levantarse esa señora al borde del escenario que se creía transparente, único termómetro fiable para valorar el grado de excitación de la concurrencia.


El voceras Johnny, con su chulería castiza habitual, tal vez estuvo más parco en palabras, pero es que con piezas que forman parte de la historia del rock en español ya está todo de sobra dicho. No hacen falta grandes parlamentos para arrancarse con “¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?”. La señora de antes siguió insistiendo en probar a los asistentes su presencia inmaterial y no pilló la indirecta de “Este no es tu sitio”.

Pocas certezas existen más rotundas de que el fin de semana hay que echar el resto y eso refleja “Weekend”, donde el maestro Pinilla sentó una vez más su cátedra a las seis cuerdas, hasta las digresiones eran totalmente oportunas. Y “Todo a cien” y su aire de rock n’ roll clásico desató los bailoteos de los entraditos en años. Por encima del bien y del mal.


La vertiente romántica cristalizó en la emocionante “Corre conmigo” y no menos sentimientos a flor de piel brotaron en “Como un huracán”, con Edu creciéndose de nuevo en los punteos. Pura arqueología musical se antoja “I’m Burning”, una reliquia de aquellos inicios en los que incomprensiblemente cantaban en inglés, era enternecedor contemplar a los mayores haciendo air guitar como si les fuera la vida en ello. Y a modo de declaración de principios, en “Ginebra seca” intercalaron todo un medley stoniano compuesto por “(I Can’t Get No) Satisfaction”, “Jumpin’ Jack Flash” y “Brown Sugar”. Por las redes sociales ya se están recogiendo firmas para que sean teloneros en la próxima visita de Sus Majestades Satánicas a Barcelona.

En “Esto es un atraco” siempre solemos echar de menos la voz de Joaquín Sabina por aquella espectacular versión que se cascaron en su mítico directo de principios de los noventa. Y tampoco moló que en aras de lo políticamente correcto en la letra sustituyeran “monos” por “poli”. ¿Autocensura o una de las consecuencias de la inquisitorial Ley Mordaza que impide hasta tomar fotos a miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado?


La adaptación de Shadow Morton de “Es especial” sigue conmoviendo en las distancias cortas, en esta ocasión el público hasta repitió el famoso diálogo entre colegas que se incluye a mitad de la canción. Y el tradicional champán brotó como agua ceremonial en “Mueve tus caderas”, a la vez que los maduros se rompían y la consabida señora de las escaleras volvía a levantarse perturbando el campo de visión del resto de la sala. Solidaridad total.

En los bises, Johnny confesó que en el Antzoki se sentía “como en casa”, no hacía falta jurarlo vista la entregada reacción del personal. A un intenso “Pura Sangre” le siguió “No es extraño que tú estés loca por mí”, con esa introducción de tocar el cielo que engrandece la leyenda cada vez que la interpretan en directo. Y para rematar se acordaron de nuevo de las chicas en “Hey Nena” y “Una noche sin ti”, colofón imprescindible para una tanda de clásicos de levantar el ánimo por las nubes. Sublime.

Por muchas décadas que pasen, la capacidad para montar un buen follón permanece intacta, da igual las veces que les hayas visto, su magisterio en la materia es abrumador. Correríamos con ellos hasta el infinito.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA



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