Social Antzokia,
Basauri (Bizkaia)
Cuando a un grupo le ves repetidas veces pero nunca defrauda
eso significa que hay talento bruto detrás. Es uno de los indicadores más
fiables. Mucho mejor que la afluencia de público, que no deja de ser algo tan
caprichoso como los fenómenos meteorológicos, o ese supuesto boca a boca que a
veces se torna tan solemne como la palabra de Dios, aunque en realidad se
asemeje a una especie de teléfono escacharrado. En el escenario es donde
debería estar el veredicto definitivo e inapelable.
Pertenecientes a esa incipiente escena indie proveniente de
Zestoa (Guipúzcoa) en la que ya despuntan nombres como Grises, Rural Zombies
siguen estirando la vida de su debut y recorriendo la geografía patria demostrando
que son una opción más que consolidada para recoger el testigo de bandas tipo
Belako, si es que estos bajan el nivel en alguna ocasión. Ahora les falta
consolidar con una reválida las positivas sensaciones que provocó su primer
larga duración.
Por motivos de agenda nos ha resultado complicado acudir
este año al festival MAZ Basauri, pero a pesar de que al día siguiente había
que madrugar para ir a Madrid, queríamos dejar constancia por lo menos de lo
que dio de sí una jornada de este interesante evento multidisciplinar que
también incluye en su programación actos para niños o proyecciones de
documentales musicales. Y si encima te dan la bienvenida al recinto con el
noctívago “Red Right Hand” de Nick Cave a todo trapo, ¿qué más se puede pedir?
Ante una discreta multitud en la que había chicas indie con
pinta de interesantes, gafas y piercing
en la nariz, Albert Cavalier remitieron
al afán experimentador de The Velvet Underground, al noise rock chirriante en
plan The Jesus & Mary Chain o Black Rebel Motorcycle Club y en ocasiones
también al caos sonoro de los locales Yellow Big Machine. Se alternaron a las
voces con solvencia y por su ímpetu se acercaron incluso a los enérgicos
Capsula. Para seguirles la pista.
Pero la principal razón de que estuviéramos allí esa noche
eran Rural Zombies, que volvieron a
legar otro bolo de sonido impoluto de los que hacen afición. Empezaron
envolventes con “We Weren’t Born To Follow” y Julia ya se creció con “Nitro”.
Con trenza india de Pocahontas y camiseta de Limp Bizkit, la guapísima
vocalista clavó los tonos a la par que confirmaba su solvencia en directo una
vez más, pese a que todavía conserve ciertos rasgos de esa timidez de los
inicios que le hacía casi esconderse detrás del teclado. Ha evolucionado
bastante en este aspecto y eso se refleja en una mayor seguridad sobre las
tablas, que se nota por ejemplo cuando abandona su tradicional posición
estática.
Otro de los activos fundamentales de la formación en las
distancias cortas es su solvente guitarrista, en la senda de Editors, Interpol
y a veces hasta The Chameleons. Aparte de ese descomunal gusto al tocar y esos
punteos tan delicados como hipnóticos, parece que cada vez va tomando mayor
protagonismo y ya hasta se atreve a cantar algún tema en euskera con notables
resultados. Todo un acierto incorporar este nuevo ingrediente.
Ya les hemos visto repetidas veces desde que sacaran su
debut, por lo que el repertorio tampoco sorprendió demasiado con piezas que son
ya clásicos en sus directos, caso de “Jack”, “Golden”, nuestra favorita “I Come
In Peace”, que suena más potente de cerca, o su inevitable versión del “In For
The Kill” de La Roux que encaja en su rollo a la perfección y que en esta
ocasión se antojó más guitarrera, casi bordeando el post rock. Se animaron
asimismo con alguna pieza nueva que parecía prometedora y ya hacia el final
elevaron los ánimos con “Stones” y un “Shut Up” con punteos realmente
espectaculares. Ya pueden tocar su álbum mil veces que seguirá enganchando.
Había restos por el suelo de un katxi derramado y al
acercarse a nosotros un compi de prensa escrita nos soltó: “¿Qué ha pasado aquí? ¿Has estado babeando o qué?”. Pues no, es de
sobra conocida nuestra admiración por Julia, pero los caballeros siempre
observan el panorama impertérritos, no hacen dramas y menos babean por nadie.
Por favor.
Zea Mays acompañados de...¿un melón? |
Ya que estábamos allí y dadas las gratas sensaciones que nos
había dejado su reciente trabajo ‘Harro’, pues aprovechamos para catar un poco
de Zea Mays, pese a que nunca les
hemos pillado el punto. Aiora Renteria estuvo espectacular a la voz en piezas
como “Galaxia Zorroan”, mientras que esas guitarras fuertemente influenciadas
por Queens Of The Stone Age, White Stripes y otras luminarias del rock
alternativo aportaron el empaque necesario para engrandecer el conjunto.
Lo cierto es que nos sorprendieron porque los esperábamos
más relajados, pero contar de nuevo con un sonido impresionante, sin mácula,
ayuda bastante a mejorar cualquier percepción. Y llevar en el mundillo unas dos
décadas en un estado de forma más que digno son motivos de sobra suficientes
para sentirse orgullosos. Se notaban los galones en la pechera.
Una velada muy fructífera, en definitiva, en la que Rural
Zombies irradiaron oro puro por su futuro potencial, mientras que por su parte
Zea Mays hace ya tiempo que encontraron una veta de la que extraer material de
incuestionable calidad. La búsqueda no ha terminado.
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
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