Kafe Antzokia, Bilbao
Que el rock debería ser algo más que se eleve por encima de
la música era una máxima que se siguió a pies puntillas en los tiempos del glam
rock. No en vano el propio David Bowie ya insufló suficiente profundidad al
crear personajes ficticios como Ziggy Stardust o no hablemos de los shows de
Alice Cooper que llevaban el espectáculo a los límites más extremos en los que
a veces hasta se decapitaban gallinas. Había que recrear esa sensación de que
en cualquier momento podría suceder algo peligroso, tal y como preconizaban
Iggy Pop o Jim Morrison.
Fieles a esa tradición que se remonta a finales de los
sesenta, los vasco-argentinos Cápsula siempre han abogado por ese carácter
impredecible de los bolos. Que se asemejen a una suerte de ritual o comunión de
acólitos donde uno pueda entregarse a los instintos primarios, la danza
alrededor del fuego sin ton ni son ante el sacrificio a un dios todopoderoso y
vengativo: la pura electricidad. Las señas de la eucaristía.
Pese a que el álbum ‘Bestiarium’ no saldrá hasta marzo,
había ganas de directo entre el carismático trío, por eso se organizó un sarao
muy apetecible en el Kafe Antzokia para despedir el año. La excusa era la
presentación del single de siete pulgadas compuesto por “Siren’s Lips” y “Cry
With You”, un par de prometedoras piezas que auguran un futuro deslumbrante a
tenor de lo escuchado hasta ahora.
En una jornada cargada de propuestas interesantes lograron
reunir un número bastante aceptable de fieles que convirtieron el evento en
algo inolvidable una vez más, una noche de las que había que estar allí. Para
calentar el ambiente estaban Moonshakers,
a las que hemos visto hasta en la sopa en el 2018 y eso se notó especialmente
en su soltura a las tablas, se les nota ya muy rodadas, aunque siguen
destacando más cuando les da por el castellano que por la lengua de
Shakespeare. Ojalá profundicen en esta senda. No debe ser casualidad que les
produjera el propio Martín Cápsula y que hasta sacara tiempo para ver un rato
su actuación. Continúan en progresión ascendente.
Moonshakers, más que rodadas en escena. |
Si repasamos la carrera de Cápsula veremos que su trayectoria está plagada de citas históricas
como cuando presentaron su particular homenaje a Bowie en el Teatro Campos, su
bolo en el Sonorama también recordando al Duque Blanco o esa sobresaliente
intervención en Mundaka en la que ni siquiera se echó de menos al apabullante
devorador de horchata Danko Jones. Pues la velada que presenciaríamos en
aquella ocasión sería otra de las de enmarcar en oro, con un final espectacular
de esos que deseas que no terminen nunca y varios invitados para engrandecer
tan magno evento.
Pero vayamos por partes, muy al principio dejaron caer la
novedad de “Sphinx”, un corte garajero muy aceptable para tan privilegiada
posición, y no tardaron en rescatar esos clásicos típicos de sus recitales como
“Wild C”. Y al igual que en puestas de largo precedentes, “Communication” se
asemejó a un cántico chamánico en el que Martín nos confesó que seríamos “la última generación que se podrá tocar”,
algo nada descabellado cuando en los institutos muchos chavales aprovechan los
descansos para juguetear con el móvil.
Pisaron de lleno el acelerador con “What’s In The Mirror”,
que montó pogos en las primeras filas. El rotundo sonido se transformó en una
especie de huracán que se llevaba todo por delante y al que pocos conseguían
resistir. Ni siquiera el propio Martín, que ya andaba en modo desatado pegando
saltos por doquier.
“La bestia está
presente”, advirtió la bajista Coni antes de un cadencioso “Sun Shaking”
que reforzó el carácter místico de la velada. Un culto que no exigía lealtad
plena, sino una simple predisposición a entregarse a los placeres, según
sugerían los ritmos espasmódicos a lo The Cramps de “Flood”. Hasta inundar el
alma.
La devoción a las seis cuerdas se reflejaría en la voluntad
del voceras de extender la guitarra para que los fieles de las primeras filas
la acariciaran. El sumo sacerdote oficiaba apelando a “lo más profundo del ser” y a “la
copia de la copia de la copia”. Una tradición de recitales incendiarios de
la que forman parte orgullosos y que no renuncia a la creencia de que lo que
había entre aquellas paredes era algo más que música.
La novedad “Cry With You” se tornó un himno reposado a lo “Gimme
Danger” de Iggy Pop con ínfulas de rock americano vía Neil Young antes de que
volvieran a apelar a “las bestias de la
tierra, bestias marinas” y a “los
cantos de sirena”. Unas palabras que aludían inequívocamente a “Siren’s
Lips”, otra pieza reciente con un leve aroma oriental. Y “Constellation Freedom”
echó mano de nuevo de las agallas para una recta final de infarto.
Cápsula, con parte de Audience y Gonzalo Portugal a la guitarra. |
Arreció la tormenta eléctrica con “Mejor no hablar de
ciertas cosas” mientras Martín se sumergía en medio del público con aire
mesiánico, poco menos que si fuera Moisés separando las aguas del Mar Rojo. Y
en esta espiral de frenesí encajó cual guante el recuerdo al icono maldito Stiv
Bators en un intenso “Russian Roulette” de Lords of the New Church con la voz
de Coni acompañada a los coros por David de Sonic Trash. Una versión que
también aparecerá en ‘Bestiarium’, según consta en la preescucha del álbum en
su página web.
Los ánimos estaban por las nubes, pero todavía había
reservado un espectacular colofón con la peña de Audience y Gonzalo Portugal,
entre otros, para un “Rebel Rebel” de Bowie donde Martín incluso se arrastró
como una iguana. El canto a la ambigüedad sexual de “The Jean Genie” se
dramatizó al extremo con la preceptiva comunión de las masas, al igual que un “Suffragette
City” que puso la guinda al pastel con solo mayúsculo a cargo de Gonzalo y un
Martín encaramado a la batería antes de saltar al ruedo. Un enorme fin de
fiesta.
Si el homenaje a Lords of the New Church situó el listón por
las nubes y pareció que aquello iba a ser imposible de mejorar, desde luego que
lo consiguieron reivindicando de nuevo al Duque Blanco, que de momento sigue
más vivo que nunca en su repertorio. Muy prometedor este primer aliento de la
bestia. Esperando que se libere por completo en marzo
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
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