martes, 4 de junio de 2019

MICKY & THE BUZZ vs STRAY CATS: SIMETRÍA FELINA


Kafe Antzokia, Bilbao

Debería merecer más de un debate lo de la conveniencia o no de las cuotas, saber si realmente estas medidas benefician a alguien, o por el contrario, crean un falso victimismo que en nada beneficia a la cultura del puro esfuerzo, la manera más efectiva para lograr que a uno le tomen en serio, sea hombre, mujer o venusiano. Porque lo que de verdad tiene mérito es atreverse a jugar la partida, a sabiendas de que las reglas son injustas, benefician sin disimulo al contrincante, y además las cartas están marcadas. Pero es entonces cuando solo cabe erigirse victoriosa entre la multitud y dejar los prejuicios a la altura del betún. Que se metan el paternalismo por donde les quepa.

Esta actitud parece encarnar como pocas Micky Paiano, con una trayectoria ya considerable en el mundillo de la música que inició a finales del pasado siglo y que a día de hoy continúa con los punkarras Shöck y el combo de rockabilly Micky & The Buzz. Es probable también que muchos la recuerden por encabezar No Relax junto a Joxemi de Ska-P, con ese grupo precisamente un servidor la vio por primera vez hace unos añitos en la sala Rock Star de Barakaldo, en un festival solidario por el Sáhara, si mal no recordamos. Por aquel entonces ya nos epató su dominio del escenario, una habilidad que sigue revalidando noche tras noche en cada bolo.


Por los motivos arriba descritos, no dudamos en acercarnos hasta una nueva sesión del ciclo Izar & Star, dedicado en esta ocasión a los Stray Cats, que en pocos días precisamente encabezarán la primera jornada del festival Azkena en Vitoria. Que había ganas por disfrutar del espectáculo se palpaba en un piso superior del Antzoki repleto de peña tan entusiasmada que soltaba hasta irrintzis. Era una de esas ocasiones de alto copete para el rockerío local. Y ahí había que estar.

Por motivos laborales, nos perdimos al primer oficiante J.J. Espizua, pero para cuando llegamos ya andaba el personal a punta de caramelo con Micky & The Buzz, que fueron directamente al grano con un repertorio especial centrado en la vertiente más rhythm & blues de Stray Cats. De esta forma, adaptaron en formato instrumental “Runaway Boys” y el celebérrimo “Rock This Town”, que ejerció a modo de intro para que la temperatura se incrementara en el garito y la carismática vocalista se presentara como una auténtica estrella. 


Con gestos elegantes a lo Rita Hayworth, sacando voz cascada a lo Wanda Jackson y ofreciendo el micro a los fieles cada dos por tres, Micky no tardó en conectar con la motivada parroquia, que se deshacía en elogios hacia ella. Y es que en este caso los galones van por delante, desde el primer minuto se nota su absoluto dominio del lenguaje escénico, da igual incluso que haya que tocar una balada, un cortarollos por excelencia que transformó en una “oportunidad” que había que “aprovechar”. Como una grande.

La voceras demostró su espectacular rango vocal casi en cada pieza, pero sin recrearse en ello, y no tuvo reparo en bajar al ruedo para mezclarse con la multitud y hasta bailar con una chica rockabilly de flor en el pelo. Y esa misma joven volvió luego a acaparar la atención cuando Micky la subió a escena acompañada de otra señora para convertirse en improvisada bailarina y corista. El público como cantera inagotable.

Micky con dos bailarinas del público.
Pero el momento álgido de la noche se alcanzó con el “Jeanie, Jeanie, Jeanie” de Eddie Cochran y luego con un “Rock This Town”, ya con voz, reconocido al instante por la afición y con la chica de la flor volviéndose loca. El estribillo sufrió una ligera mutación con la incorporación del nombre de la capital vizcaína, que encendió todavía más los ánimos, si cabe. Y con un gusto tremendo se despidieron mientras empezaban a arreciar los aplausos y la petición de bises.

Dado el formato limitado de tiempo de la velada, no estaba claro si sería posible prolongar la actuación, pero al final retornaron con las pintas hawaianas que les catamos al principio y dos piezas ya repetidas, el “Wild Saxophone” de Roy Montrell y un “Look At That Cadillac” que valió para paliar un poco las ansias del respetable. “¿Qué queréis de nosotros?”, preguntaba Micky a la infatigable concurrencia, consciente de que tal vez no había demasiado margen de maniobra. Ya si encima se hubieran arrancado con un concierto al uso, aquello habría sido grandioso.

Muy corto se hizo este recital temático que ya podrían repetir en alguna otra ocasión y que confirmó a Micky como una de las grandes vocalistas de la escena, pues posee todo lo necesario para epatar, un prodigioso rango vocal, actitud macarra cuando se necesita y modales de señorita de los años 50 cuando lo que se requiere es cierta elegancia. Cosas que no se compran ni se pueden fingir. Una simetría felina al milímetro.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA

   

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