Kafe Antzokia, Bilbao
Es tal la proliferación de bandas en determinados estilos
que se torna una tarea harto complicada distinguir el grano de la paja para
saber qué es lo realmente imprescindible frente a aquello accesorio que no
aporta nada al panorama. Es un poco lo que sucede con el rollo post punk, que
estuvo casi en la marginalidad durante décadas hasta que el hype de combos tipo The Killers, o
incluso The National, volvieron a poner el foco sobre el ahora tan reivindicado
legado de Joy Division.
Los canadienses Actors siguen al milímetro esa tradición
oscurilla de la escudería 4AD, pero incorporan a la vez un enfoque aperturista
y modernete que les sitúa por ejemplo más cerca de U2, Editors o Glasvegas que
de Bauhaus o la pura ortodoxia post punk. Como si de repente hubieran salido de
la cripta en la que estaban metidos y se hubieran contagiado de sonidos más
acordes al momento presente. El llamado “zeitgeist”
o “espíritu de los tiempos” siempre
resultó una influencia determinante a la hora de evolucionar.
Antaño, montar un concierto de post punk en Bilbao equivalía
a una empresa arriesgada, poco menos que de chalados, una de esas locuras con
las que nos sorprendía cada año bisiesto algún paladín de la cultura sin miedo
a jugársela. Pero de un tiempo a esta parte los bolos de este tipo comienzan a
volverse cada vez más frecuentes en la capital vizcaína. Y lo más inaudito es
que con cierto éxito de convocatoria, algo completamente impensable en el pasado,
cuando en dichos eventos apenas había los cuatro freaks de siempre.
La culpa de ello hay que achacársela a la promotora Kobmusic
– My Martian World de Katrin que se ha convertido en todo un soplo de aire
fresco para los que no se conforman con propuestas convencionales. ¿Quién nos
iba a decir que veríamos tantos grupos de darkwave y derivados en apenas pocos
meses? Un lujazo contar por estos lares con alguien que apueste por géneros a
priori minoritarios al margen del oropel del momento.
En torno a unas 100 personas abarrotaron el piso superior
del Antzoki para disfrutar de los canadienses Actors, unos tipos modestos pero con maneras de estrellas del rock
que se dieron un auténtico festín con la peña tan emocionada como pocas veces
hemos visto en este palo. Hubo silbidos de esos de fans acérrimos que se suelen
escuchar a quinceañeras y hasta montaron una conga sin ningún tipo de pudor. De
aquí a agacharse o dar palmas no queda nada.
“It Goes Away” ejerció a modo de percutor para que el
personal se entregara de primeras a su sonido de ínfulas ochenteras y “How Deep
Is The Hole” reincidió en esta vertiente con unas líneas de bajo reminiscentes
al popular “With Or Without You” de U2. El grandullón voceras no tardó en tomar
pleno control de la situación para convertirse en el capitán a bordo del barco
que se encargaría de enardecer a las masas. A sus órdenes.
Una pieza tan siniestra como “Post Traumatic Love” valió
incluso al cantante para ironizar y quejarse por no estar todavía “en la veintena”, al tiempo que
reparábamos en ese sonido tan musculado que exhiben y que les sitúa en un
escalafón superior a la mayoría de combos de post punk contemporáneos. La voz
femenina de la teclista aporta asimismo cierto glamour al meollo y se
complementa a la perfección con esos tonos a lo Wayne Hussey o Bono que se
marcaba el voceras.
La cita cursó en progresión ascendente con “Nightlife” y
“Crystal”, un par de temazos que deberían retumbar sin cortapisas en sesiones
góticas, especialmente el último, un rompepistas en toda regla. Los coros de Shannon
desataron las ovaciones del respetable, a la par que engrandecían el conjunto y
certificaban que deben tener estudiado todo al milímetro para conseguir epatar.
Los productos cuidados son los primeros en destacarse sobre la multitud.
Pero el momento cumbre fue sin duda cuando ese sintetizador
del inicio de “Bury Me” desató un griterío inusitado en el recinto, corros
improvisados y hasta una conga, un fiestón, en definitiva. Lo normal con otro
himno que no tendría razón de ser si no atruena en las pistas de baile más
oscuras. Y en “Like U Want 2”, que dedicaron a la promotora Katrin, volvieron
recordar a Editors, con la impresionante voz retumbante a lo Tom Smith de Jason
Corbett. Ay, cómo agrada ese territorio indefinido entre el indie y el gótico.
La peña se quedó tan extasiada que la petición de bises fue
estruendosa y el líder se vio obligado a regresar para explicar que no podían
tocar más por falta de repertorio, pero que regresarían en breve con un nuevo
álbum. Ojalá cumplan su promesa, porque lo vivido allí fue muy grande, y me
atrevería a decir que hasta un hito histórico en los conciertos de este rollo.
Para no olvidar.
Frente a bandas que suenan a la enésima copia de nombres de
sobra conocidos, he aquí un conjunto para apuntar en letras de oro que
realmente merece la pena y que consigue sin complicación alejarse de las
catacumbas en las que estaba recluido el post punk hasta hace pocos años.
Esperamos desde ya la próxima gira. Sublimes.
TEXTO Y FOTOS:
ALFREDO VILLAESCUSA
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