lunes, 2 de septiembre de 2019

ELTON JOHN vs YO, GERARD & INVITADOS: EL TIPO ANTE EL QUE SE ARRODILLÓ JOHN LENNON


Kafe Antzokia, Bilbao

Hay canciones en las que llega un momento en el que se convierten en más grandes incluso que su propio autor. Superan la leyenda o dejan atrás el estatus de culto para formar parte de lo popular, de todo aquello que debería conocer cualquiera que no haya pasado las últimas décadas recluido en una cueva. Y si a ese fenómeno le unimos que justo en ese momento se estrene una película que propulse todavía más la fama ganada, la estrella en cuestión se transforma durante cierto tiempo en la comidilla imprescindible en toda conversación hasta el punto de que resulta un ultraje no saber absolutamente nada del asunto, como sucedió con la tan cacareada ‘Bohemian Rhapsody’.

Elton John tocó sin duda la inmortalidad con aquella recordada escena de ‘Casi Famosos’ en la que un autobús entero de músicos, alguna groupie o el chaval protagonista cantan emocionados ‘Tiny Dancer’ y esa estampa entra de lleno por derecho propio en la historia del cine. Una gesta que propicia que el artista sea descubierto por un público mucho más joven que seguramente no tenga nada que ver con el que lo escuchaba originalmente en los setenta. La demolición de la brecha generacional.


Era cuestión de tiempo que el laureado ciclo Izar & Star fijara la vista en el coloso Elton John, y más todavía cuando hace no mucho que se estrenó la película sobre su vida. Una circunstancia que además aprovecharon para presentar el homenaje en plenas fiestas bilbaínas, dotando a la cita de un mayor carácter especial, si cabe.

Los locales Yo, Gerard fueron los encargados de recrear un catálogo de canciones tan poderoso que hasta asusta y, como viene siendo tradición, tampoco lo hicieron solos, sino ayudados por un considerable elenco de invitados en el que destacaban el provocador Deu de WAS o el prodigioso chorro de voz de Inés de Mississippi Queen & The Wet Dogs, entre otros. Pasemos a detallar el menú.

Yo, Gerard acompañados de coristas.
 Con chaqueta de lentejuelas, boa de plumas y gafas de corazones para meterse de lleno en el papel, así afrontó la banda protagonista ese autoafirmativo “I’m Still Standing” que sirvió para que Elton proclamara a los cuatro vientos a principios de los ochenta que no estaba muerto ni mucho menos. Un “Sacrifice” más meloso valió para confirmar que el vocalista principal en cuanto a tonos no estaba demasiado lejos del homenajeado. Muy digno, sí señor.

Y luego contaron con una colaboración femenina para el recordado “Don’t Go Breaking My Heart”, muy bien llevada, aunque más basada en la versión de los setenta que en aquella abominación que hicieron en los noventa junto al transformista RuPaul. Todo un contraste que saliera entonces Deu de WAS para calentar un poco al personal soltando a la concurrencia un campechano “¿Qué hacéis?” antes de marcarse un soberbio “Crocodile Rock” muy afectado, con arrebatos de locaza y sin obviar los inolvidables falsetes del estribillo. Enorme.
Deu de WAS provcando al personal...y bordando "Crocodile Rock".
 El vocalista Goiko de Señores, más limitado de voz y carisma, se encargó del celebérrimo “Tiny Dancer”, que también condujo a buen puerto. Turno entonces de Yo, Gerard para reivindicarse y asegurar que lo de la velada era un triple homenaje, a saber, al padre del cantante por ponerle temas de Elton John, al propio artista, y a ellos mismos, por supuesto. Hecha la aclaración, se animaron con un corte noventero como “The One”, cuya adaptación en castellano se tornó tremendamente pastelosa, casi como si fuera Alejandro Sanz o Sergio Dalma. Para gustos, colores.

Un rayo de luz iluminó el recinto cuando irrumpió la cantautora Lorelei Green, muy estilosa y ataviada con sombrero, “lo más bonito que vais a ver hoy”, según el vocalista de Yo, Gerard. Y lo cierto es que se curró mucho “Goodbye Yellow Big Road”, temazo inolvidable de uno de los mejores discos de Elton y que no es precisamente fácil de hacer con convicción. Lo mismo podríamos aplicar a la sentida “Candle In The Wind”, que bordaron a dos voces, y ya en el terreno de las preferencias personales englobaríamos la elección de “Nikita”, que a nosotros se nos hizo larga, pero fijo que a otros les encanta.

La estilosa cantautora Lorelei Green.
 Cuatro coristas con gafas de corazón y boas de plumas animaron el cotarro para otra imprescindible, “Rocket Man”, antes de que brillaran en una angelical “Sorry Seems To Be The Hardest Word”. Había invitados a los que el tema escogido les venía como anillo al dedo, caso de Iñigo de Quaoar, que elevó el pabellón como pocos con ese soberbio “Pinball Wizard” de The Who que aparecía en la ópera rock ‘Tommy’ y en cuya película intervino el propio Elton John en un recordado número musical.

Eso sí, no necesitaron ayuda externa para otra magistral, “Your Song”, quizás el mayor himno del compositor británico. Y nosotros habríamos prescindido por completo del “Circle of Life” de ‘El Rey León’, que para más inri hicieron en castellano, pero bueno, para otra gente significaría algo especial, como dijeron por ahí. 

Inés de Mississippi Queen & The Wet Dogs junto a otros invitados.
 Los bises eran inevitables, por lo que regresaron con un “Don’t Let The Sun Go Down On Me” que les pegaba por su rollo intimista. El broche final lo puso Inés de Mississippi Queen & The Wet Dogs, que cantó “Saturday Night’s Alright (For Fighting)” como si fuera Tina Turner y luego se le sumaron varios invitados. Esto sí que era un planazo para un finde.

Nunca está de más homenajear a un genio del calibre de Elton John, un tipo ante el que se arrodilló el mismísimo John Lennon, un gesto que da buena cuenta del entusiasmo que generaban sus discos durante la década de los setenta. Luego se comercializaría hasta límites indecentes durante los ochenta y noventa, pero quedaría todavía el recuerdo de las grandes canciones que escribió junto a Bernie Taupin. Que no se olviden nunca.

TEXTO Y FOTOS: ALFREDO VILLAESCUSA

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